sábado, 26 de diciembre de 2009

84, Charing Cross Road


Hace unos cuantos años, ojeando una revista del Círculo de Lectores, me fijé en un libro cuya temática me llamó poderosamente la atención, el que da título a esta entrada. Pero, por aquel entonces, no lo pedí por determinados motivos que no vienen al caso.

Decidí comprarlo pasado un tiempo, y fue ese mismo tiempo el que hizo que se ocultará entre los recovecos de mi mente borrando título y autor y dejando únicamente el recuerdo de la portada.
Pasaron los años y hace un par de semanas, buceando por Anobii, la casualidad hizo que me topase de frente con la añorada portada. Una vez redescubierto ya no lo dejé escapar, lo conseguí y me lo leí en un día, no porque yo sea un lector especialmente voraz, sino porque el estilo literario y el número de páginas, sobre todo, hace que sea un libro sencillísimo de leer.
Por tal motivo, os dejo este comentario a modo de regalo navideño.

Segunda Guerra Mundial. Helene Hanff es una joven americana que se gana la vida escribiendo guiones para series de televisión. No le va demasiado bien y por ello malvive en un apartamento que no está en las mejores condiciones y con una alimentación y vestuario que también dejan bastante que desear. Pero "sarna con gusto no pica" ya que su gran pasión, los libros antiguos, la hace olvidarse de cualquier tipo de penuria.
Este amor por lo libros la hace ponerse en contacto con la librería Marks & Co., al otro lado del Atlántico, en el 84 de Charing Cross Road de Londrés, Inglaterra, solicitándoles determinados volúmenes a bajo coste.
Está carta será la primera de muchas otras que enviará y recibirá a lo largo de los siguientes 20 años.

No es este un género que haya cultivado, creo que las Cartas de J. R. R. Tolkien y el libro que nos ocupa son los únicos libros de género epistolar que he tenido el placer de leer. He de decir que en ambos he quedado maravillado.

Las cartas que componen el libro en cuestión no fueron escritas con la intención de formar un libro, sino que son los originales que la escritora envió y recibió, por lo que es un estilo llano y formal inicialmente, al dirigirse hacia desconocidos, pero que se van transformando la formalidad en familiaridad al continuar la correspondencia e irse conociendo poco a poco, pero manteniendo en todo momento un estilo llano y coloquial, sin ningún tipo de adorno literario colocado ex profeso. Leyéndolas me he sentido transportado a aquellos tiempos de juventud, en que escribir cartas a desconocidas extranjeras, con la clara intención de buscar un rollete a distancia (a pesar de que se dijese que era para perfeccionar el idioma) estaba de moda. Lástima que aquello haya quedado atrás y el romanticismo que desprendía una carta escrita en papel se haya diluido en la frialdad y mala escritura de un e-mail o sms.

Es apasionante ver el amor que Helene siente por los libros, como los acaricia y susurra, con que ternura los trata. Al otro lado del Atlántico, Frank Doel, su partener epistolar, muestra la misma disposición y amor a los libros, pero en este caso se muestra con un interés más comercial.
Es éste otro hecho remarcable, la profesionalidad de los libreros, capaces de ayudarte en lo que haga falta y de aconsejarte sabiamente aquello que de verdad te iba a gustar, algo que, desgraciadamente hoy en día, se ha perdido.
La humanidad de la señorita Hanff queda patente en las cartas emitidas: como una persona que vive al día, se desvive por enviar lo poco que tiene para aliviar la carga a que están expuestos los empleados de la librería debido al racionamiento alimentario.
De esta forma es una maravilla ir observando como la imagen de Helene se va mitificando en las mentes de los libreros, que se animan a mantener correspondencia personal con ella. Siempre a escondidas de Frank, pues éste parece considerar a Helene como su clienta exclusiva. Resulta gracioso ver como incluso su propia esposa escribe a escondidas, contándole cosas que posteriormente su marido volverá a contar.
Estos regalos de Helene, unidad a la familiaridad de las cartas hace patente la ilusión de todos por conocerla, al tiempo que ella ansía viajar a Londrés y observar por si misma la librería y el romanticismo de una tierra que ve a través de sus amados libros. No obstante, por una cosa u otra, nunca es buen momento para ir, y cuando por fin cruza el océano es demasiado tarde, pues... bueno, no puedo revelarlo pues perdería parte de la emotividad que suscita dicha escena.

Es éste un libro que da muchísimo, no sólo por lo que dice, sino por lo que no dice; por lo que se adivina tras las palabras, por los sentimientos que encierra.

Un libro maravilloso, de facilísima lectura y que enamorará a cualquiera con un pelín de corazón y, por supuesto, amor a los libros.

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS!

jueves, 24 de diciembre de 2009

Avatar

No soy buen crítico de películas, de hecho soy bastante malo: si algo me entra por el ojo, me gusta. Simplemente.
Soy, además, bastante purista con lo que conozco de antemano y si me gusta mucho, no soporto que se toque nada. Así me pasó con Las dos Torres de Peter Jackson, que acabé marchándome del cine a mitad de la película.
En definitiva, que siempre me predispongo a buscar algo que me pueda decepcionar, con lo que como dice el refrán, "busca y encontrarás". Casi siempre salgo decepcionado.
Pero no era este el caso. He ido hace un par de horas a ver Avatar de James Cameron únicamente guiado por el trailer televisivo, nada más. Y he de decir que he salido entusiasmado del cutrecine al que he ido. No la he visto en 3D, cosa de la que ahora me arrepiento, pero aun así, me lo he pasado pipa.

La película viene a contar una historia bastante manida y con una moralina muy acorde para estos tiempos que corremos:
La humanidad ha acabado con los recursos naturales de La Tierra y se ha lanzado al espacio para explotar otros planetas. Pandora es un planeta especialmente importante, pues posee un mineral de escasa gravedad, lo que hace que su precio sea desorbitado. Como es natural, los humanos (con una pinta de americanos que no hay por donde cogerlos) pretenden extraerlo todo, cueste lo que cueste y pasando por encima de lo que haga falta.
Los nativos se rebelarán y combatirán para mantener vivo su planeta, y nunca mejor dicho, pues todo el planeta en sí, está vivo, creando una compleja red neural que une toda forma de vida. Hasta tal punto que acabará proporcionando ayuda en la batalla definitiva.

Evidentemente mi resumen es demasiado simple y omito detalles importantes de la trama, pero sólo pretendo dar una idea general de lo que, al fin y al cabo, va la peli.

Son muchos los elementos hard interesantes, como el desarrollo de la biosfera, la evolución de las especies, las conexiones neurales mencionadas, etc. que pueden estar mejor o peor desarrolladas, pero lo verdaderamente llamativo es el escenario: Pandora es un planeta dotado de una riqueza visual espectacular, con unos efectos vegetativos y geográficos espectaculares y unos efectos fluorescentes por la noche que te dejan con la boca abierta.

¿Qué la historia es simple? Es probable.
¿Qué hay fallos? Por supuesto, ¿dónde no los hay?
Pero sin lugar a dudas, Avatar es un festín visual, una maravilla para los sentidos con una plasticidad de imágenes inusitada. Una fantasía ecologista, que a modo de Ferngully, te arrastra escena tras escena.
Es una peli que merece la pena ir a ver (aunque sólo sea por la belleza visual). A mi me ha encantado, y a mi hijo de 7 años no te digo ná', incluso se levantaba de la silla para dar palmas en el desenlace final.

martes, 22 de diciembre de 2009

Mundos en la eternidad

Cuando escogí Mundos en la eternidad como próxima lectura no tenía muy claro que podía esperar; por varios motivos: uno, nunca he leído nada escrito a cuatro manos y por lo tanto no sabía si se notarían mucho los cambios de estilo entre los escritores; Dos, tanto Rihla, como La locura de Dios (únicos libros que había leído de JuanMi Aguilera) me parecen soberbios, pero la temática es completamente diferente a la de Mundos, y además, éste es uno de los primeros libros que escribió e imaginaba que su estilo no estaría del todo depurado.
Más de uno, al leer esto, pensará: "pero éste tío que dice. ¿Acaso no ha oído hablar de Mundos en el abismo e Hijos de la eternidad?". Y sinceramente, he de responder que no había prestado atención a estos títulos, ya que aunque uno ya es talludito y peina canas (de la barba pues los de la cabeza están en indiscriminada retirada) , siempre había sido lector de Fantasía Épica o Medieval y mi incursión seria en la Ci-Fi se remonta apenas a un lustro de antiguedad.
De este modo, es posible que haya quien opine que mi comentario no es del todo completo, al no haber leído los volúmenes originales que darían lugar a Mundo en la eternidad, y tendrán razón, pero ¡qué le vamos a hacer!, me da igual.

Akasa-Puspa es un cúmulo globular formado por millones de estrellas con una distancia entre ellas de apenas un par de años luz. Esta proximidad interplanetaria hace que los viajes interestelares se realicen con cierta facilidad y por ello la cantidad de planetas habitados es enorme, así como las guerras entre los mismos.
Utsarpini, Imperio y Hermandad son las tres grandes facciones políticas que manejan el cotarro y que luchan por obtener la hegemonía.
- La Utsarpini es una Confederación de planetas del cúmulo, en pleno auge.
- El Imperio, es como su nombre indica, el Sistema Imperial, muy avanzado tecnologicamente pero en claro retroceso.
- La Hermandad es la potencia religiosa imperante, formada por una amalgama de todas las antiguas religiones.
Pero la Utsarpini y el Imperio dejarán de lado sus rencillas temporalmente y se unirán en una misión conjunta para esclarecer lo sucedido en un Rickshaw que ha aparecido destruido (sistema de transporte interplanetario). La Hermandad, como no puede ser de otra forma, jugará sus cartas desde la sombra.
El grupo investigador, formado por militares y científicos, no imagina que se verá envuelto en un descubrimiento de suma importancia: los orígenes de la humanidad en Akasa-Puspa.

Una vez leído, lo menos que puedo hacer es aplaudir y reconocer que mis dudas estaban infundadas.
Mundos en la eternidad es una buena novela Hard con alma de Space Opera, ya que aglutina en su cuerpo una gran cantidad de información y especulación científica, así como el sentido de la maravilla que otorga una buena aventura espacial, con alienígenas, complots, batallas y demás.
Los autores desarrollan conceptos científicos muy interesantes, y en gran cantidad, prevaleciendo la xenobiología sobre la física, pero sin resultar farragosa en ningún caso. De este modo, son fácilmente comprensibles conceptos como Esfera de Dyson, máquinas Von Newmann o sustitución de bases nitrogenadas por otras en la formación de diferentes códigos genéticos.
En cuanto a los personajes poco puedo decir, ya que salvo el protagonista principal, el biólogo tullido Jonás Chandra, los demás están poco desarrollados y se pierden en la inmensidad especulativa de la obra.
La novela está muy bien llevada, ya que el lenguaje llano empleado otorga una buena velocidad de crucero lector que junto a un desarrollo por capítulos cortos, cortos, cortísimos hace que la intensidad no decaiga en ningún momento, si bien es cierto que al principio cuesta coger un poquito el hilo, debido a la gran variedad de términos hindúes utilizados para castas, jerarquías o hechos históricos, pero las notas a pie de página se agradecen, por una vez, y agilizan esta situación de forma altamente satisfactoria. No obstante, tenía razón en una de las dudas mencionadas al principio del texto: el estilo de Aguilera se ha depurado, y por lo tanto, ha evolucionado y mejorado substancialmente con el paso del tiempo. De Redal no he leído nada más, por lo que desconozco su evolución.
El único pero que le pongo está basado en la escala temporal utilizada, se habla de una evolución de muchos millones de años, pero la mayor parte de las costumbres y la tecnología utilizada es muy cercana a nosotros.
Y poco más. Espero haber despertado vuestra ansia lectora, pues la novela lo merece. Me ha recordado mucho a la archifamosa Mundo Anillo de Larry Niven. La única diferencia clara entre ambas es que Mundos en la eternidad es una obra española, por lo que jamás alcanzará esas cotas de popularidad tan grandes, pero para mi gusto, la calidad de Mundos en la Eternidad está muy por encima de la novela de Niven.
Leedla. Disfrutadla. Yo por mi parte, pienso lanzarme en breve a por la continuación, "Mundos y demonios" publicada por Bibliopolis.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Viaje al fin de la noche.


Decepcionante. Soporífero. Es la consideración que doy a un título en el que había puesto grandes esperanzas. Tras leer multitud de opiniones, y cuando digo "multitud" me refiero a muchísimas, no es una forma de hablar, encumbrando este libro: "un clásico de imprescindible lectura"; "Una de las mejores obras de la historia"; "La obra cumbre del siglo XX"; "La lectura perfecta para estados de depresión??", etc. La obra de Celine se me antojaba atractiva y maravillosa, me seducía la crudeza narrativa, que según opiniones, empleaba para describir la maltrecha Europa de la 1ª Gran Guerra. Esperaba encontrar algo parecido a "El mundo de Ayer" de Stefan Zweig, pero desgraciadamente y, en mi opinión, siempre en mi humilde opinión, no le llega ni a la altura de la suela de los zapatos.

Ferdinand Bardammu es un joven soldado al que un obús lo ha dejado inválido. Internado en un hospital militar confraternizará con sus compañeros y observará las crudezas que la guerra va dejando a su paso. Tendrá sobrado tiempo para reflexionar sobre la vida y ver como s pensamiento antibelicista y anarquista se opone constantemente al sentimiento generalizado de luchar por la Patria o la valentía del hombre.
Embarcará hacia Togo para trabajar en Colonias y hacer fortuna, pero descubrirá que la vida del ser humano tiene poco valor y aquejado de mortales fiebres huirá horrorizado de este continente y partirá a las Américas en busca del conocido "sueño americano". Allí volverá a descubrir que la vida del individuo no tiene valor alguno y que la única importancia que parece otorgársele es la de ser productivo.
Volverá a Francia, donde una vez graduado en medicina, trabajará en una consulta de un modesto barrio parisino. Diversos avatares le harán abandonar su consulta y gastar sus ahorros con el viejo amigo a quien se ha encontrado por todas partes a las que ha ido (Robinson).
Finalmente encontrará trabajo en un hospital psiquiátrico, desde el que nos contará sus memorias.

Por diversos motivos la novela de Louis Ferdinand Destouches (Celine) me ha parecido un bodrio infumable, pero no por ello voy a dejar de hacer un somero y modesto análisis de la obra. Visto desde la perspectiva de los motivos que me inducen a decir que no me ha gustado la novela podréis comprender que el análisis sea modesto y no todo lo imparcial que debiera ser.
Celine retrata de forma descarnada y cruel el mundo de la primera mitad de siglo, pero no ha conseguido hacerme verlo como un todo completo, sino solo los bajos fondos y trasuntos de la sociedad. El fresco pintado por Zweig en la novela antes mencionada se refleja de forma nítida en la mente del lector, en cambio, el representado aquí sólo muestra un mundo de vicios, egoísmos y descaros que oscurecen la narración.
Si bien en la primera mitad del libro los personajes me parecen víctimas de una sociedad implacable, en la segunda se me antojan meros pícaros que muy bien podrían haber pertenecido a "El lazarillo de Tormes".
El lenguaje utilizado por Celine ha sido una de las grandes trabas para poder disfrutar de la novela pues, escrita de forma excesivamente coloquial, llana, a veces incluso vulgar, está cargada de groserías, vituperios y continuas frases e interjecciones irreverentes en el tono que, personalmente, en el habla escrita me disgustan profundamente.
El interés por el sexo y la prostitución están presentes en toda la obra y consiguen que me evada de la ambientación para imaginarme a Bardammu como un inteligente sátiro que gusta de la picaresca para vivir, cuando no creo que fuese esa la intención del autor.

Pero no todo son cosas malas, claro está. Me han gustado las fuertes críticas hacia la guerra y la militarización y hacia el capitalismo.
En el primer caso Bardammu observa el horror del Frente y su única ambición es no morir en batalla, pero se encuentra continuamente impelido a luchar; bien sea en nombre del valor, de la patria, de la hombría o simplemente por obediencia.
En el segundo, Bardammu llega a América y busca trabajo, no es admitido en la fábrica de Ford pues es capaz de rellenar correctamente la solicitud de empleo y esto es considerado como un grado peligroso de inteligencia. ¡Puede ser carne de sindicato! Posteriormente encontrará un trabajo que le permite vivir pobremente, hasta encontrarse con una vieja amiga, momento en que abandonará su ocupación y por un tiempo vivirá como un vulgar gigolo. Acabará descubriendo que el ser humano es igual en todas partes y que las mismas miserias nos rodean dondequiera que vamos.
Para amenizar sus días descubrirá uno de los tantos medios que la sociedad ha inventado para atontar a las masas, para adormecer su capacidad de pensamiento: el cine.
Este es uno de los puntos que más me ha tocado, pues me veo reflejado en ello, al observar cómo a medida que pasa el tiempo, cuánto más leo menos libertad de pensamiento me queda; cada vez me sumerjo más en los mundos literarios y me evado conscientemente de la realidad cotidiana; cada vez veo menos entre las líneas de este mundo y cada vez me siento pensar menos, soy mucho menos reaccionario cada día que pasa y n cambio busco con mayor insistencia el entretenimiento externo, pues cada vez me asquea más el ser humano.
Pero bueno, dejémonos de filosofías. Todas estas líneas confluyen holisticamente en la siguiente sentencia: Me ha parecido una novela: malhablada, hedonista (en el sentido más sucio de la palabra), nihilista y misógina a más no poder. Lo siento, no he podido con ella.

Sólo espero que si alguien tiene intención de leerla no haga caso de esta reseña, pues en verdad os digo que debo pertenecer al 0,000000001% de personas a las que no les a parecido sublime. Lo que tengo claro es que, con el paso de los años, a medida que me asiente más aún en la edad de la calma, lo volveré a leer de nuevo.
Bueno, os dejo, y no sé si volveré a escribir más, pues ya puedo oir a la horda de lectores enfurecidos tras mi puerta.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Glass soup (Sopa de cristales)


Aunque ha sido publicado en castellano por La Factoría de Ideas, lo tenía comprado desde hace tiempo en versión original, por lo que me lo he leído en inglés y de ahí el título del comentario.

Glass soup, continuación de White apples (Manzanas blancas) también publicado por La Factoría, es a mi modo de ver, la mejor novela de Jonathan Carroll hasta la fecha, y es mucho decir, porque no tiene novela mala, ni siquiera regular.

Se puede leer de forma independiente, pero gana muchísimo como serie, por esto resumiré brevemente la primera parte para aquellos que pudieran estar interesados.

Vincent Ettrich ha sido rescatado de la muerte por su ex, Isabelle Neukor. El motivo: Isabelle está embarazada del hijo de ambos (Anjo). Este hijo nonato está predestinado a combatir al Caos, que intenta usurpar el poder de Dios, destruir el Mosaico y de esta forma obtener poder absoluto sobre la Vida y la Muerte.
Para evitarlo, Vincent tendrá que enseñar a su hijo todo lo que ha aprendido en el reino de los muertos, pero antes de eso, tanto Isabelle como Anjo tendrán que ayudarlo a recordar.
El Caos los pondrá en multitud de situaciones comprometidas, pero conseguirán salir de ellas, pues Anjo los orientará y ayudará desde el seno materno.

En Glass Soup, Anjo ha perdido la capacidad de comunicación, pues está próximo al nacimiento y se ha convertido en un bebe normal que ha olvidado los misteriosos conocimientos que poseía.
Esta segunda parte sigue la misma tónica que White apples, pero se centra más en elmundo de los muertos (idea maravillosa).

El Caos ha descubierto una forma definitiva para acabar con Anjo: convencer a Isabelle para que pase al mundo de los muertos y tenga allí al niño, de forma que nunca podrán retornar al mundo de los vivos.
La experiencia de Vincent ha hecho que comprenda su verdadera esencia y poco a poco conseguirá dominar multitud de poderes que le ayudarán a luchar contra el Caos.
Isabelle será engañada y entrará en el mundo de los muertos, pero con la ayuda de Simon Haden (un antiguo pretendiente fallecido); Leni (una de sus mejores amigas, recientemente fallecida); y su propia inventiva, conseguirá engañar al Caos.
Juntos triunfarán frente al Caos en primera instancia, pues la lucha final debe ser obra de Anjo y eso formará parte de otra historia (o eso supongo y espero ansiosamente).

El surrealismo es un estilo ampliamente conocido en todos los campos artísticos. En literatura, Jonathan Carroll es su máximo exponente.
Todas las novelas de Carroll despiertan un sentido de la maravilla que se da la mano con la máxima capacidad de asombro. Cada capítulo muestra una idea o Imágenes que te deja con la boca abierta, pero de una genialidad tan simple que piensas "cómo nunca se me ha ocurrido esto". Hay escenas, como aquella en la que John Flannery roba un coche tras un accidente, en la que me quede babeando durante casi diez minutos.
Ideas como que al morir, cada uno va a un mundo que ha ido creando con los sueños de toda su vida, de tal modo que, al morir, cada persona "vive" en su propio mundo onírico; como la de que todas las almas se funden en un gran mosaico que es la obra de Dios; un hombre que vende todos y cada uno de los pedacitos de su vida; Dios representado como un oso polar y muchísimas más, no hacen sino que me maraville de este y todos sus libros.

Carroll arrastra un estilo simple y llano. Tanto, que es fácil leer un libro entero de un tirón y antes de que te des cuenta estás completamente enganchado.
Es de esos autores que en aquellos momentos de tedio, en que la literatura no te atrae demasiado, es capaz de renovarte la ilusión por la misma, leer un libro de un tirón, terminarlo con una gran sonrisa y ya no poder dejar de leer otra vez. Al menos, así me sucede a mí.
Para mí (y mis gustos, está claro) Jonathan Carroll es a la literatura lo que Tim Burton al cine.

Aquí lo dejo, pero hacedme caso: ¡Leed a J. Carroll!. No lo olvidaréis. Disfrutaréis sin duda. Para mí, el escritor junto a Paul Auster que más me ha hecho disfrutar en los dos últimos años.
Como he dicho no tiene libro malo, cualquiera que escojáis será una obra de arte.

martes, 1 de diciembre de 2009

Los cronolitos

Cómo dije en la reseña de Mysterium, Robert C. Wilson es un autor a seguir, así que aquí estoy con otra novela suya: Los cronolitos.

Scotty Warden es un informático expatriado en Tailandia, cuya intención inicial era la de hacer fortuna allí. Un día, junto a su amigo Hitch Paley, es testigo de un hecho insólito, un hecho que cambiará el mundo: la aparición, en una zona boscosa, de un monolito de gélida piedra de casi 60 metros de altura y una inscripción en su base: la conmemoración de una batalla en la que Tailandia y Malasia se rindieron ante alguien llamado Kuin. La fecha de dicha batalla SERÁ 20 años más tarde.

¡Joder!, ante este inicio se te enciende la sangre en las venas y sólo quieres saber más. ¿O no?

En el momento del "aterrizaje" del pilar, Kaitlin, la hija e 5 años de Scott, padece una grave infección vírica que le hará perder la audición de un oído. Scott no es localizado, pues ha ido a ver el monolito, y este será el desencadenante final para que su mujer lo abandone y se vuelva a E.E.U.U. con su hija.
Scott volverá también a los Estados para tratar de recuperar su matrimonio, pero no será posible. Encuentra trabajo como analista informático y llegará a cosechar un gran éxito profesional, hasta que Sue Chopra, una experta en física y Cronolitos (nombre que se ha dado a los monolitos que han ido apareciendo a lo largo de todo este tiempo), lo contrata para formar parte de su equipo.
Su objetivo, conseguir identificar y definir las pautas de estudio necesarias para cambiar el futuro que predicen los cronolitos.

Al igual que en Mysterium, Wilson utiliza una estructura formada por capítulos cortos e intensos, lo cual no hace sino fomentar el ansia lectora, pero en este caso la narración es en primera persona y, por este motivo, al principio me costó un pelín entrar en el libro, pero no demasiado.
De nuevo el punto fuerte son los personajes. Wilson consigue que, por momentos, la trama se vuelva secundaria y desarrolla la vida de cada uno de los protagonistas de tal modo que los hechos que acontecen en ellas crean nuevos fines y subtramas realmente interesantes.
  • Scott Warden es un hombre atormentado por el sentimiento de culpa, y vive para expiar su pecado. No esperéis, por esto, un personaje depresivo, al contrario, el continúa su vida de forma normal y consigue que epatemos fuertemente con él, llegando a ser un gran padre.
  • Sue Chopra, la doctora en física, lesbiana irreductible y carente de toda emoción o sentimiento, pues ha dedicado su vida a su trabajo y no puede permitirse el lujo de sentir. No obstante, es capaz de infundirnos ternura en varias ocasiones.
  • Kaitlin, la hija que ama a su padre en la distancia. Se unirá a un grupo Kuinista y necesitará ser salvada.
  • Ray Mosely, brillante científico y poco sociable; a sabiendas, imposible enamorado de Sue, que llegará a dar su vida por ella.
  • Hitch Paley, Morris Torrance, Whit Delahunt, Ashlee y Adam Mills, etc. Todos me parecen buenísimos.
Wilson consigue dar credibilidad a los encuentros entre personajes que llevan años sin verse, por medio de lo que denomina "Turbulencias Tau", una especie de efecto temporal que predispone a pensar de modo causal, de tal forma que las personas están interconectadas en el tiempo por diferentes causas, lo que viene +/- a decir que las casualidades no existen.
Se recrea un mundo distópico muy cercano (tanto, que hay una similitud muy fuerte con el actual). Los cronolitos se escribió en el 2001 y ya vaticina que el mundo sufrirá una fuerte crisis económica, los recursos naturales se agotan a pasos agigantados y la carestía es cada vez más fuerte y obliga a grandes migraciones y locuras continuas para poder ganarse el sustento diario.
La llegada de los cronolitos ha cambiado la visión del mundo, y se ha creado una pseudoreligión en torno a Kuin, con millones de admiradores, ultrafanáticos y, como no, detractores.
El mundo parece vivir a la espera de los acontecimientos prescritos en los cronolitos, de tal modo, que la llegada de cada nuevo cronolito crea un efecto de dependencia sensible o efecto mariposa, que va creando una especie de retroalimentación positiva en la gente. Así, el eco cada vez mayor de las voces que se alzan a favor de Kuin los acerca cada vez más a ese futuro, por lo que ejercen una gran influencia psicológica. De ahí el esfuerzo de Sue Chopra y su equipo por conseguir derribar un cronolito, pues consideran que de esta forma se sembrarán dudas y se obtendrá una pérdida de confianza, creando progesivamente a su vez, una retroalimentación, pero esta vez negativa, que desencadene en un futuro diferente.
Wilson, como buen escritor de Ci-Fi, siempre suele introducir algún elemento hard. En este caso, la flipada cuántica consiste en acariciar de pasada los espacios Calabi Yau, los cuales, después de informarme levemente he de confesar que soy incapaz de entender.

Ya para terminar, decir que el final queda abierto y puede resultar algo confuso, pero tratándose de una novela de paradojas temporales es bastante acertado.

Me reafirmo al decir que Wilson se perfila como uno de mis escritores de Ci-Fi favoritos.

In memoriam... Robert Holdstock

Sólo he leído Bosque mitago y algún que otro cuento, pero es más que suficiente para que quede en mi recuerdo.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Los ladrones de cuerpos

Tendría 11 ó 12 años cuando vi La invasión de los ultracuerpos, dirigida por Philip Kaufman y protagonizada por Donald Sutherland. No sabría hasta mucho después que estaba basada en el libro que ahora reseño y que existía una anterior versión cinematográfica, dirigida por Don Siegel, realmente memorable.
El caso es que por aquel entonces, aquella película me aterrorizó hasta lo más profundo de mi ser. Las imágenes se acumulaban en mi mente y escondía la cara tras un cojín para no asustarme, como prevía, (venga, vale, acepto que siempre he sido un poco cagueta). Aún recuerdo el grito final de Donald Sutherland traicionando a su amiga. Un grito medio vegetativo que me recorrió la espina dorsal y días después seguía electrizándome el vello.

De hecho, a día de hoy, un cuarto de siglo después, sigo considerándola la película más terrorífica que he visto.

Esa sensación es la que perseguía al leer ahora esta novela. Esperaba realizar un viaje mental al pasado a través de las líneas escritas. No ha sido así. No quiero decir que la lectura no haya sido agradable, pero sí no todo lo satisfactoria que esperaba.

Miles Bennell, un joven doctor recibe en su consulta a una amiga que le asegura que su tío no es su verdadero tío. Físicamente no ha cambiado nada, pero está convencida de que no es la misma persona. Miles acude a una cena en su casa para comprobar lo que sucede, pero no encuentra nada anormal en el hombre en cuestión.
El problema comienza a ser inquietante cuando cada vez son más los pacientes que afirman lo mismo con respecto a diferentes familiares.
Miles considera que debe ser algún tipo de trastorno psíquico y solicita ayuda a su amigo, el psiquiatra Mannie Kaufman, quien le dirá que todo forma parte de un proceso de histeria colectiva.
Pero el Dr. Bennell acabará descubriendo que las cosas no son realmente así, y que los habitantes del pueblo (Santa Mira en California) están siendo "abducidos" por algún tipo de organismo extraterreste en estado vegetativo.

Jack Finney escribe una historia sencilla, con un estilo conciso, del que se
ha eliminado cualquier tipo de adorno y que pretende crear una sensación de inquietud en el lector. Esa sensación de mirar tras de ti y hacerte sentir receloso de todo el mundo.
Reconozco que es una buena historia, pero me ha resultado algo insípida, quizá porque me había fijado unas expectativas bastante altas.
Los hechos avanzan realmente poco, se van oyendo rumores de personas cuyos familiares están cambiando, pero poco más. Hay algún toque de misterio, como en el caso de sus amigos Jack y Theodora Belicec o cuando posteriormente duermen los 4 protagonistas principales en casa de Bennell, pero poco más. Me ha parecido que toda la tensión y el misterio existente en el film de Kaufman, queda demasiado difuso en la novela, y desde luego, la incredulidad y pragmatismo del psiquiatra hacen que se diluyan rápidamente. De hecho, la explicación comparativa con el caso del Maniaco de Matton es difícil de creer, pero es realmente interesante.

Se ha escrito mucho sobre la potente carga alegórica de esta novela, a pesar de que Finney siempre negó que fuese ésta su intención. En la época en que fue gestada, la guerra fría cobraba una importancia excepcional y el clima de xenofobia reinante convertía a cualquiera en un comunista, por lo que había que desconfiar hasta de la propia familia. La verdad es que no me he percatado de esto durante la lectura. No ha sido esa mi impresión, quizá porque, como he dicho varias veces, buscaba otras sensaciones, quizá porque para mí, siempre para mí, el autor no ha conseguido crear en mi conciencia ese estado de desconfianza paranoica.

El final es drásticamente distinto al del film de Kaufman, en la que las vainas parecen haber vencido, mientras que en el libro son completamente exterminadas. He de decir que son pocas las veces que me gusta más una película que el libro en el que se ha basado, pero esta es una de esas ocasiones.

En definitiva, no ha sido lo que esperaba, pero es un buen libro para leer sin ningún tipo de conocimiento previo.

Por cierto, respecto al remake recientemente estrenado (2007), Invasión, poco puedo decir. Me parece realmente pésima y el único mérito que le encuentro es el del buen físico de la Kidman.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Mysterium

Al rescatar de la pila de lectura el Mysterium de Robert C. Wilson, tenía la intención de leer algo de un escritor del que no tuviese ninguna opinión formada. Me he acercado a este libro sin haber leído opiniones ni, por supuesto, las obras del autor, por lo que estaba completamente libre de prejuicios para afrontar su lectura.

El pequeño pueblo de Two Rivers es el lugar elegido para ubicar un semisecreto Laboratorio de Investigaciones Físicas.
Tras un extraño accidente en el mismo, el pueblo y los alrededores desaparecen por completo de la faz de la Tierra y reaparecen en otro mundo con marcadas diferencias con respecto al nuestro.
Los nuevos E. E. U. U. son un remedo anacrónico de los actuales, con un severo régimen totalitario subyugado por una religión agnóstico-cristiana.
El pueblo de Two Rivers es declarado en estado de excepción y sus habitantes deben acostumbrarse a vivir en un mundo que nada tiene que ver con el que, sin saber como, dejaron atrás.

Robert Charles Wilson utiliza una prosa ligera y sostenida por una rápida sucesión de capítulos cortos que animan la lectura haciéndola muy fluida. Obtiene, de esta forma, el ansia de querer saber más por parte del lector, que ve como las páginas pasan rápidamente y espera conocer más cosas de este nuevo y distópico mundo.

Toda la novela transcurre en el pueblo de Two Rivers, por lo que la ambientación queda practicamente circunscrita a este enclave, pero las impresiones dejadas por los nativos añaden el equilibrio necesario para entender holísticamente el trasfondo de la ambientación.
E. E. U. U. se ha vuelto un país totalitario y mientras los españoles luchan por controlar la frontera occidental, la facción inglesa se ha hecho cargo del Gobierno Civil y la francesa de la jerarquía religiosa. Los acontecimientos históricos están levemente cambiados y los Estados Unidos es practicamente una dictadura en la que los censores y procuradores son el brazo fuerte de la Ley.
Es notorio observar como, salvo un pequeño grupito, la inmensa mayoría del pueblo se rinde por completo al nuevo estilo de vida; se enfrentan a un mundo hostil y desconocido, que les ha impuesto un toque de queda, un racionamiento alimentario y ejecuciones sumarias ante lo que consideran subversivo, y sin embargo, como lindos corderitos se dejan hacer. Cierto es que una situación militar como esta puede asustar, pero una violación tan flagrante de las libertades humanas dudo que permaneciera sin ningún tipo de contestación por parte del pueblo.
Los personajes son bastante arquetípicos, pero están bien construídos y poseen una buena caracterización que los convierte en uno de los mejores puntos de la novela.
Los personajes principales parecen comenzar siendo meros espectadores, pero se van introduciendo paulatinamente en la historia hasta llegar a ser los elementos que añaden más jugo.
Merece mención especial el personaje de Linneth Stone, historiadora de esta Nueva América, que empatiza con los habitantes del pueblo y acaba renegando de sus anteriores convicciones aun a riesgo de su propia vida.

A mi modo de ver, la novela queda un poco coja. Se le podría haber sacado más chicha, pues el lector va rápidamente pasando los capítulos en aras de encontrar un elemento desequilibrante que nunca llega a ocurrir, mientras que la narración se va encaminando poco a poco hacia un final más o menos previsible y que deja un sabor agridulce.

No obstante, el valor final de la novela es bastante positivo y muestra a Robert C.Wilson como un buen escritor de Ciencia Ficción. Un escritor al que seguir la pista.

domingo, 8 de noviembre de 2009

El desierto de los Tártaros

Una mañana, el joven Teniente Giovanni Drogo, se despide de su madre, de sus amigos y de su pueblo para dirigirse al destino que le corresponde defender durante los próximos dos años: La fortaleza Bastiani.
Exultante y deseoso de llegar, atraviesa la llanura para arribar a su destino con la mente puesta en como afectará positivamente a su prometedora carrera.
Pero el tiempo irá pasando en la fortaleza y mientras la rutina se va apoderando inmisericorde de los inquilinos del Baluarte, Drogo será consciente del rápido fluir del tiempo mientras sus sueños se van marchitando junto a su vida.

Junto a Borges, Calvino o Cortazar, Dino Buzzati forma parte de ese Olimpo de escritores capaces de, con unas simples líneas que parecen no decir nada, cruzar un velo de pesadumbre ante tus ojos mientras suspiras.

Buzzati utiliza una escritura sin adornos, concisa pero fluente, casi minimalista, consiguiendo una lectura rápida y muy agradable, pero que te hace pensar renglón a renglón.

Observar como la rutina y los anticuados pero rígidos deberes militares se van apoderando de Drogo haciendo que sus sueños se vayan diluyendo en la vida militar se vuelve algo tristísimo.
Espera un momento que nunca llega, permanece en la Fortaleza esperando ese momento heroico que dé sentido a su vida militar, un momento de lucha, la defensa del País, a través de la Fortaleza Bastiani, de un posible ataque. Siempre mirando hacia el desierto, el desierto de los tártaros, pero ese momento nunca llega y la vida de Drogo se va apagando poco a poco.

La novela destila un cierto cariz antimilitar, en la figura del fugaz paso del tiempo frente a la inutilidad de la estricta vida militar, que poco a poco se va comiendo toda posible relación humana en aras de unos códigos de conducta.

Es una novela realmente triste, que consigue enfrentarte con uno mismo. Es imposible no echar la vista atrás y hacer recuento de las acciones que han dirigido nuestras vidas. Recordar aquellos sueños incumplidos que todos tenemos pero no nos atrevemos a decir en voz alta. Es imposible escapar de los sentimientos con esta novela.

Siempre he oído que este tipo de textos no son aptos para estados depresivos. Yo, la verdad es que no estoy de todo de acuerdo creo que, quizás sean este tipo de novelas, las que derriben este tipo de estados.

Poco más voy a decir, es una novela que hiere profundamente, pero que cada uno debe experimentar en su interior. Es de obligada lectura.
Sin duda, la mejor novela que he leído en lo que va de año.

martes, 3 de noviembre de 2009

Fragmentos de honor.

Al leer las novelas de Miles Vorkosigan siempre me he preguntado como habría sido el enamoramiento de los padres de Miles. Quería saber como había sido posible que Aral Vorkosigan, regente del militarizado planeta Barrayar y Cordelia Naismith, investigadora de la científica y democrática Colonia Beta hubieran unificado sus vidas. Esta duda, con el paso de los años, es lo que ahora me ha inducido a leer Fragmentos de honor.

La expedición de la Teniente Naismith es sorprendida por una avanzadilla de soldados de Barrayar. Varios miembros resultan heridos o muertos. Ella es hecha prisionera por el Capitán Aral Vorkosigan, el temido "Carnicero de Komarr", quien descubrirá un amotinamiento de su tripulación, que ha intentado matarlo también a él.
Cordelia ayudará a Aral a sofocar el motín y con ayuda de los supervivientes de su grupo expedicionario conseguirá escapar de la nave en que la retenían prisionera.
Más tarde se volverán a encontrar en la guerra que Barrayar a iniciado con Escobar, planeta aliado de la Colonia Beta.
Cordelia, volverá a ser hecha prisionera por los soldados barrayareses, pero esta vez será Aral quien la sacará de un nefasto destino y la intentará mantener a su lado.
Volverá a su lugar natal, pero descubrirá que las cosas allí no son como esperaba, además de descubrir que Aral se ha instalado en su corazón.
Juntos aprenderán que toda la guerra no ha sido más que una argucia política orquestada por el Emperador de Barrayar para asegurar el futuro de su reinado.

Lois McMaster Bujold consigue, de nuevo, una Space Opera original y entretenida, con un lenguaje fresco y dinámico que hace muy fluida la lectura.
Consigue una rápida cadencia narrativa al alternar buenos momentos de acción con situaciones más reflexivas ý/o políticas, mezclado todo ello con diálogos sumamente entretenidos y bien desarrollados.
Es ésta, una novela con un tinte más rosa de lo habitual en esta autora, ya que se centra en el romance de los padres de Miles.

Es interesante observar como Aral, un miembro de la casta guerrera (Vor) de Barrayar, planeta altamente militarizado, con un sistema de gobierno casi feudal se enamora rápidamente de una investigadora de un planeta tan opuesto y con una mentalidad tan diferente como la Colonia Beta. Son ambos, personajes de un gran carisma, dotados de un fuerte carácter y con potentes convicciones morales. Acostumbrados a mandar y a ejercitar la lógica respectivamente. Sin embargo, resulta muy grato observar como tras el flechazo inicial, ninguno de ellos intenta cambiar al otro, ni se considera por encima, como debe ocurrir en toda relación cuya intención sea la de perdurar en el tiempo.

McMaster Bujold recrea un universo altamente desarrollado, mostrando culturas muy dispares en apariencia pero que no lo son tanto tras bucear bajo su superficie, llegando a mostrar como incluso una sociedad altamente democratizada te intenta ajustar las clavijas si no encajas en el patrón previsto. Se ha de considerar esto último como una opinión personal, ya que uno de los puntos atractivos de la novela es, a mi modo de ver, que está exenta de cualquier tipo de moralina o moraleja.

Si bien no se terminan de solucionar todas las dudas desprendidas de las novelas de Miles, en esta novela se aclara el ascenso de Aral a la regencia de Barrayar, así como se esclarecen los motivos que conducen a la particular personalidad del Sargento Bothari. Mi intención es leer Barrayar en diciembre, para poder finiquitar la historia de los padres de un personaje tan esplendido como Miles Vorkosigan.

En definitiva, una novela agradable y que os animo a leer si queréis pasar un buen rato.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Dorada

Los vampíricos miembros de La Familia se reunen en el castillo Bannat para disfrutar de una celebración que lleva organizándose casi 300 años.
Durante todo este tiempo han ido seleccionando las líneas de sangre humanas más perfectas y, cruzándolas generación tras generación, han logrado una criatura dotada de una sangre eugeneticamente perfecta: La Dorada, cuya sangre proporcionará el mayor de los deleites y de una pureza tal capaz de producir visiones durante su decantación.
Pero un crimen ignominioso acaba con la paz del castillo: la Dorada ha sido asesinada.
Michel Beheim, antiguo policía parisino y recientemente convertido en vampiro será el encargado de llevar a cabo las pesquisas necesarias para desenmascarar al culpable de tamaña atrocidad.

La virtud de esta novela radica en dos aspectos básicos pero que Shepard desarrolla de forma altamente satisfactoria: la ambientación y los personajes.

Para empezar, el castillo Bannat es un mundo en miniatura, es un ente vivo, plagado de seres que acechan tras cada esquina. Lucius Shepard emplea un lenguaje muy florido (pero sin ser rebuscado) y descriptivo al detalle en el que darse un paseo por los oscuros pasillos del castillo, visualizar estatuas y bajorrelieves que parecen cobrar vida, e incluso bajar a las fétidas catacumbas donde moran los desechos vivientes del castillo, se convierte en un goce para los sentidos.

Lucius Shepard utiliza un lenguaje altamente descriptivo, llegando en ocasiones a alcanzar elevadas cotas de belleza imaginativa. Los oscuros y tétricos espacios del castillo ocultan espeluznantes misterios que llegan a producir verdadero vértigo y consiguen crear una atmósfera capaz de retener el alma del lector.

Por otro lado, los personajes. Es cierto que son realmente pocos los interpretes que aparecen en esta historia, pero todos y cada uno de ellos, vampiros y humanos, poseen una realidad innegable. Shepard logra crear una red de emociones y ansias en torno a la personalidad de cada uno de estos seres, dotando a los mismos de una fuerte credibilidad.
Es notorio el caso del protagonista principal, Michel Beheim, recientemente vampirizado y con serios problemas para asimilar la pérdida de su antigua condición. A lo largo de la novela asistiremos a los dilemas morales que lo acosan. Es fácil leer en él como si de un libro abierto se tratase: es un vampiro, si, con lo poderes y ventajas de los mismos, pero aun así ansía conservar esa humanidad cuya pérdida lo convertiría irremediablemente en un monstruo. Soy una Bestia para no convertirme en Bestia.

Nos encontramos ante vampiros más próximos a la antigua usanza que a las nuevas hornadas de vampiros repeinados. Centenarios vampiros europeos de piel de porcelana y pétrea mirada, con el poder suficiente para arrastrarte con ella y que no tienen ningún pudor en demostrar su superioridad frente a los humanos, a quienes consideran simple ganado.
Los vampiros se agrupan en líneas de sangre que reciben el nombre del creador de la misma, de esta forma existen, los De Czege, los Valea o los Agenor.

El tratamiento vampírico es realmente original, cosa que empezaba a ser realmente necesario ante el excesivo uso de cliches recauchutados que pululan por la moderna literatura vampírica.
Para pertenecer a La Familia hay que haber sido preparado durante largo tiempo por ellos y en el momento de la muerte humana se ha de pasar El Juicio. El difunto atravesará la puerta de Los Misterios y su alma vagará por un oscuro limbo poblado de seres de pesadilla. Si la esencia de uno mismo es capaz de volver a su cuerpo El Juicio habrá sido positivo y habrá nacido un nuevo vampiro. En caso contrario, el humano habrá encontrado su muerte final.

Los lectores ávidos de hemoglobina disfrutarán con un par de situaciones excelentemente narradas, pero sin duda, son las escenas de sexo vampírico las que se llevan la palma. El sexo entre vampiros es tan excelente como se pueda llegar a imaginar, aunque el señor Shepard aborda con maestría estas situaciones dejando pocos huecos a la imaginación. Hay algún que otro juego de cama tan visual que pone los pelos como escarpias.

En definitiva una novela altamente recomendable para los fans del género que busquen algo nuevo y original.
A mi modo de ver, es una novela de vampiros bellísima. Es la novela de vampiros que hacía falta desde hace algún tiempo.

domingo, 25 de octubre de 2009

La novela perdida de Lord Byron

Uno de los grandes hitos por antonomasia de la literatura británica fue el desafío que Mary Shelley, su marido, Percy Bysshe Shelley y Lord Byron se lanzaron en una noche de 1816. El reto consistía en crear la mejor historia de terror. De éste, Mary Shelley escribiría "Frankenstein o El Moderno Prometeo"; Lord Byron comenzó a escribir pero, según se cree, abandonó la novela y se la entrego a John William Polidori, quien terminaría escribiendo "El vampiro", un relato que influiría notablemente el la literatura gótica posterior.
De esta bonita escena parte John Crowley para crear la novela de la que se habla en estas líneas.


Una joven historiadora de la ciencia que trabaja desarrollando una web sobre las mujeres importantes para la ciencia, descubre al investigar a Ada Byron (única hija de lord Byron) un fajo de papeles manuscritos por Ada. Son hojas con notas inconexas y múltiples tablas numéricas.
Con la ayuda de su pareja, Thea (doctora en matemáticas) y de su padre, Lee (antiguo profesor de inglés y actual director de cine), descubrirán que estas tablas constituyen el cifrado de la única novela en prosa escrita por Lord Byron. La novela que escribió para la apuesta de 1816 y que fue ocultada por su hija para evitar la quema a la que fueron sometidos los escritos y memorias de su padre.

Son muchos los aspectos a comentar de esta gran novela.
Para comenzar, la historia está estructurada de una forma muy similar a la "Ash: a secret history" (Ash, la historia secreta) de Mary Gentle: El hecho de la narración original en si (en este caso una novela supuestamente escrita por Lord Byron); las conversaciones y hechos en el presente por las personas implicadas en el descubrimiento; las notas a pie de página. Solo que en el libro que nos ocupa, los notas no se convierte, como suele suceder en muchas ocasiones, en un incordio, sino que forman un todo coherente. De este modo, nos encontramos con una novela que encierra en su interior, tres novelas diferentes.

Por un lado, la novela "La Tierra del Ocaso" escrita por Byron y que no es más que un intento por disfrazar, romanticamente, la vida del propio autor.
En segundo lugar, las notas dejadas por Ada Byron, en las que nos descubre datos importantes de la vida de Lord Byron y nos acerca al hombre, a los sentimientos de la hija y a la relación existente entre ambos.
En tercer lugar, la relación "epistolar" (vía e-mail) entre el triángulo formado por la descubridora del manuscrito, su pareja y su padre. Esta última parte es tan interesante como las dos anteriores, pues la historia familiar de Lee y Smith (padre e hija) es muy similar a la acontecida por Lord Byron y Ada, y la comparación entre ambas lleva a reflexionar sobre las relaciones paterno-filiales y a como pueden afectar éstas a ambas partes.

John Crowley es un mago de las palabras y consigue en esta novela perdida escapar de su inconfundible estilo personal y recrear perfectamente la voz de Lord Byron, con un delicioso estilo georgiano que nos guía por la historia como si de una fábula se tratase, siendo capaz de hacernos creer que realmente se trata de una obra originalmente escrita por Byron.

La Tierra del Ocaso es inicialmente una novela gótica, pero poco a poco se va acercando al romanticismo tan propio de Byron, para al final ser considerada, en su conjunto, como una especie de tragedia heroica, en la que el protagonista debe sufrir penurias sin fin para obtener el amor que ansía y que finalmente le sera arrebatado por el destino.
El estilo de esta "Tierra del Ocaso" ofrece un marcado contraste con el más rápido y moderno de los correos electrónicos, de tal modo que es difícil cansarse del barroco estilo Byroniano.

La utilización del personaje de Ada como custodia y codificadora del manuscrito es muy acertada y totalmente plausible, ya que por un lado siempre ambicionó conocer a su padre y por otro, hemos de tener en cuenta sus amplios conocimientos matemáticos, trabajando conjuntamente con Charles Babbage en su famoso motor analítico. Ada poseía una visión de futuro muy adelantada a su época en lo que a las máquinas se refiere, no en vano, es considerada como la primera programadora de la historia.
Las notas de Ada, en la novela, pretenden acercarnos a la moralidad de su padre y nos muestran como el tiempo a maltratado la memoria de su padre, al tiempo que tiñen a su madre, Lady Byron, con un color realmente pernicioso. Estas notas nos inducen a pensar que quizás era más humano y menos depravado de lo que siempre se nos ha hecho creer.

En fin, parafraseando un anuncio televisivo, "Es una novela ejemplar, casi perfecta. No perfecta del todo, pero casi".

viernes, 23 de octubre de 2009

In memoriam... Louise Cooper


Gracias por habernos dejado conocer a Tarod, (y a tantos otros).
Descansa En Paz.

lunes, 19 de octubre de 2009

Las lanzas de dios


Tras un tiempo apartado de aquí por ciertos problemas de salud (ajenos) que me han tenido más tiempo en el hospital que en casa, vuelvo a contar algo sobre una lectura que se me ha hecho eterna. Pero en esta ocasión, y quizá por no haberla leído con toda la profundidad que debiera, intentaré no extenderme demasiado.

Los científicos Daniel Miskulin y Susan Yamada descubren, mientras exploran un Tepuy sudamericano (extraña formación geológica), el genocidio del pueblo nativo del mismo. Observan como los asaltantes se han llevado un fragmento de roca meteorítica y encuentran a varios niños supervivientes que se habían ocultado. Poco a poco observarán que estos niños poseen un talento fuera de lo normal.
Por otro lado, varios grupos-organizaciones están robando los meteoritos de los lugares sagrados de todo el mundo (de aquí el nombre de Lanzas de Dios), la almohada de Jacob, la punta de la lanza de Longinus, los ñuhu precolombinos.... incluso la gran roca, La Meca. Al descubrir que hay supervivientes del asalto mencionado anteriormente todos estos grupos intentarán también, apoderarse de los muchachos para poder explotar y utilizar sus habilidades.
Los motivos son diferentes en cada caso: paramilitares (se busca crear al supersoldado); científicos (conocimiento científico en general y consecución de habilidades extraordinarias); religioso-fanáticas (destrucción del mundo para el nacimiento de un nuevo y mejor mundo), etc.

Es éste un tecno-thriller plagado de grandes ideas: se habla de panspermia; del efecto de la lluvia de meteoros como detonador de mutaciones génicas, así como de su implicación en las grandes extinciones y explosiones de vida en el pasado; de actividades paranormales; de mundos paralelos; de mejoración genética; de un nivel superior de conciencia; del hecho real de que los objetos sagrados de las diversas religiones tengan origen meteorítico; del desarrollo de un poder latente en el individuo a través de partículas de ADN "basura" encontradas en los meteoritos, las cuales desarrollan un complejo miconeural que actúa sobre los núcleos del Rafe de las personas expuestas a ellos; y de muchas cosas mas.

El autor pretende una novela con una fuerte base hard que, a mi modo de ver, no consigue de modo efectista. Llega un momento en que la novela acaba siendo un galimatías de siglas de organizaciones (NSA, MERC, MAXX, IRF BSL-4, ANSMET, FMARS....) y de complicados vocablos científicos que hace que se deba consultar muchas palabras del diccionarios en el mismo párrafo, dificultando de este modo la lectura.
Del mismo modo, la trama se complica hasta un punto en que se pierde el Norte de forma definitiva, pues hay de todo en el ajo, la NSA, los fundamentalistas islámicos, poderes paranormales, visiones de otros mundos, templarios, organizaciones paramilitares, sionistas, fascistas cristianos, bufffff y no sé cuantas facciones más.

Los personajes me han resultado totalmente faltos de atractivo, carentes de cualquier tipo de crecimiento personal. Tan solo el personaje de Avram Zaragosa se salva de la quema (un científico que sufrió la muerte de su hija en un atentado terrorista e intenta compaginar su moral con los sentimientos de venganza).

También he de quejarme a la editorial (La Factoría de Ideas) por la traducción de la obra, que es realmente pésima y dificulta muchísimo la lectura. El orden de las palabras se vuelve, en ocasiones, tan farragoso, que es mejor saltarse el párrafo que intentar entenderlo. La traducción de algunos términos científicos es de toma pan y moja y hay abundancia de errores gramaticales de edición.

No obstante, he de reconocer que la novela empieza de forma bastante interesante y que hay varios buenos momentos en la novela.
Soy consciente de que no he tenido la mente ni el ánimo necesario para afrontar su lectura en óptimas condiciones y quizás este hecho haya lastrado mi opinión, por lo que dejaré como nota, un suficiente raspado.
Tal vez no me he explicado del todo bien, pero la verdad es que no me apetece extenderme más.

lunes, 28 de septiembre de 2009

A vuestros cuerpos dispersos

La novela que me ha tenido absorbido la semana pasada, A vuestros cuerpos dispersos, es una obra que aun tras varios días después de haber sido leída sigue caminando tranquilamente por las circunvoluciones de nuestro cerebro. Las imágenes se quedan prendidas en la retina y las preguntas sin responder de la novela se prestan a las elucubraciones metafísicas de nuestra mente.

Richard Francis Burton, célebre explorador y aventurero del siglo XIX (reconocido entre otras cosas como el descubridor del lago Tanganica), despierta tras morir, en un gran paraje arbolado cruzado por un inmenso río que se pierde en la distancia.
Como él, todos aquellos que, en toda la historia de la humanidad, han alcanzado a cumplir más de cinco años son resucitados en este lugar. Despiertan desnudos, desprovistos de pelo, han rejuvenecido a la edad de 25 años y han perdido cualquier tipo de tara física que tuvieran.
Tras el desconcierto inicial se van formando grupos, la gente busca protección y amistad frente a la soledad.
Burton se erige como líder de un grupillo variopinto: Peter Frigate, escritor del siglo XXI, Kazz, un neanderthal; Monat, el extraterrestre causante del supuesto fin de la humanidad en el año 2008; Alice Heargraves, dama de la alta sociedad británica del siglo XIX. Posteriormente se unirá al grupo algún personaje más, como el judío Lev Ruach.
Pronto aprenderán que la única dificultad a la que se enfrentan para poder sobrevivir son sus propios congéneres, pues la alimentación es proporcionada sistemáticamente por medio de unos cilindros huecos que todo individuo posee al despertar. Supervivencia, por otro lado, ficticia pues, la muerte del individuo trae una nueva resurrección al día siguiente y en otro lugar a lo largo del río.
Como buen aventurero, Burton evitará el sedentarismo y mediante una modesta embarcación navegará río arriba con el fin de descubrir los misterios de este Mundo del Río y de su nueva condición.

P. J. Farmer, sin hacer alarde de una gran prosa consigue, ya en los primeros capítulos, crear la expectación necesaria para que el pasar de las páginas se convierta en una droga que te incita a querer saber más. A querer saber "porqué".

Son muchos los aspectos interesantes de esta novela, siendo el anterior no el menos importante, ya que el libro se convierte en un auténtico pasapáginas que se lee con auténtico deleite y, es evidente, que además de la oportunidad de reflexión un libro debe ofrecer entretenimiento ante todo. Es difícil reflexionar sobre algo que resulta aburrido.


Es interesante observar las vertientes dicotómicas ofrecidas por los trinomios:
Burton - Frigate / Ruach: En el que Burton es prepotente, sarcástico en exceso, arrogante y pagado de sí mismo frente a Frigate y Ruach, personajes que vivieron tras su muerte, por lo que conocen su biografía, y lo consideran una persona de moral perniciosa.
Burton - H. Goering / Tulio Hostilio: En el que Burton se ve a sí mismo como una buena persona, frente a las personalidades déspotas y violentas de Herman Goering y Tulio Hostilio.


Es interesante, así mismo, observar la similitud ofrecida entre la expedición de Burton para descubrir las Fuentes del Nilo y la expedición para alcanzar el nacimiento del Río. En ningún caso lo conseguirá.

Es fascinante la distribución de civilizaciones a lo largo del Río y sus correspondientes alianzas interraciales e intertemporales. Como, ante una nueva oportunidad, el ser humano vuelve a caer en los mismos errores y se empeña en organizar la vida del mismo modo que antes de morir. Es el Crisol del Tiempo. El experimento antropológico y social más grande jamás llevado a cabo.

Pero el aspecto más interesante de la novela se convierte también en su mayor fracaso. Así como las ideas surgen por doquier, se crea la esperanza de aventurarse en ricas nociones filosóficas, religiosas, morales o científicas. Surgen diferentes interpretaciones con respecto al porqué de esta resurrección. Los personajes acumulan todo tipo de explicaciones a sus preguntas: explicaciones pseudo-ontológicas en las que el ente que anima al ser es la causa de la resurrección; religiosas, en las que se ha de renacer en este Mundo del Río-Purgatorio para la expiación de los pecados, antes de ascender al Reino de Dios; o científicas, tratándose todo de un experimento llevado a cabo por Superseres.
Incluso hay atisbos del conocido Punto Omega del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin, en el hecho de que en un futuro muy lejano, la humanidad ha llegado a un estado ético tan alto que puede ir "más allá".

Pero Farmer no quisó o, ante la tremenda envergadura de posibilidades que ofrecía este Mundo del Río, no supo salir airoso, y todas estas ideas se convierten en simples líneas escritas en un papel, pues se limita a crear ¿Por qués?, ¿Cómos? y ¿Cúandos? en la mente de los personajes, sin nunca desarrollarlos ni dar explicaciones completas.

Esto último puede llegar a defraudar al lector voraz de ideas, a aquellos que desean nutrirse de teorías y datos contrastados para la reflexión por encima del puro divertimento.

En cambio, este libro será la delicia de quien busque entretenimiento, pues este no decae en ningún momento, dejando el final completamente abierto para las continuaciones, pues hemos de recordar que se trata de una pentalogía, si bien, al menos este primer volumen, se puede leer de forma totalmente independiente.

En definitiva, un libro imprescindible para el amante de la ciencia-ficción y el libro indicado para todos aquellos que consideran que la ciencia-ficción es un genero menor. Disfrutarán sin la menor duda.

jueves, 24 de septiembre de 2009

Dos televisores

Tengo a mi pequeñajo viendo la tele. Se está tronchando de risa con un tal "Bob Esponja". Sentado frente a él no aparto mi vista de su cara.
No hay programación televisiva en el mundo que pueda igualar lo que yo veo.
Me doy cuenta de que llevo un rato sonriendo.

Hoy, a las 6 de la tarde.

sábado, 19 de septiembre de 2009

Soldado de Sidón

Gene Wolfe lo ha vuelto a hacer. Ha escrito una buena novela, con la que ha ganado el Premio Mundial de Fantasía 2001 y me ha dejado perplejo de nuevo. He terminado esta novela, con la misma sensación que en el resto de obras suyas que he leído; preguntándome, no si me había gustado o no, sino de cuánto me había enterado. La conclusión ha sido clara: de más bien poco.
A modo de introducción, y para aquellos que no conozcáis la serie de Latro, os diré que Soldado de Sidón es la tercera parte de la serie iniciada con Soldado de la Niebla, hace ya más de 20 años y continuada con Soldado de Areté. A pesar de ser la tercera parte, puede ser leída de forma independiente, pero es evidente que se pierde el juego con los guiños y referencias existentes de las partes anteriores.
Latro es un soldado romano que en una batalla recibió un fuerte golpe en la cabeza ocasionándole un severo problema: tras el sueño olvida todo lo vivido con anterioridad. A modo de memoria utiliza un pergamino en el que va escribiendo todo lo que le sucede y ha de leer para recordar, pero... entre las veces que Latro no tiene posibilidad de escribir y las que por diversos motivos no puede leer lo escrito para recordar... pues ya imaginaréis.


En esta ocasión, Latro remonta el cauce del Nilo, en el navío fenicio que lo llevo allí, con la intención de encontrar una cura para su mal. En la expedición aparecerán diversos personajes con distintas motivaciones y objetivos que harán que el viaje sea una aventura llena de peligros desconocidos.

En esta tercera parte, el estilo de Wolfe es menos denso, menos barroco que en las anteriores, lo que hace que la lectura parezca ser excesivamente
asequible y fluida, y digo "parezca" porqué llega un momento en que son tantas las idas y venidas por la psique de Latro, son tantas las ideas que van apareciendo y desapareciendo, que te encuentras irremediablemente perdido. En mi caso, comencé a leer entusiasmado, las palabras entraban solas, y creí haber alcanzado por fin el "status intelectual" necesario para leer a Wolfe, pero para mi asombro, alrededor de la página 150 ya no sabía ni donde estaba.

El problema es que en las obras de Wolfe, es mucho más importante lo que se omite que lo que se cuenta. La literatura de este hombre, es una literatura cebollil en la que tras la lectura superficial se esconden diversas capas de engaños y medias verdades, de guiños y referencias veladas que dotan de mayor complejidad al conjunto.

Latro o Lucius o Lewqys es un personaje, que dada su maldición, se nos muestra como un alma casi cándida, excesivamente ingenuo e inocente (en alguna ocasión he llegado a pensar que, verdaderamente, le faltaba un buen hervor) y cada día es necesario que le recuerden las cosas, incluso se le ha de recordar que debe leer para recordar. Esto hace que todos los compañeros traten de aprovecharse de su candidez e ingenuidad en su propio beneficio.

A todo esto ha de unírsele la realidad, ¿o es una ilusión de su mente enferma? de haber sido tocado por los dioses, pues es capaz de verlos e interactuar e incluso realizar trabajos para ellos. Otra capa más de la cebolla.

Los amantes de Egipto posiblemente tendrán una mayor posibilidad de disfrutar la obra, pues Wolfe posee un estilo innegable y las descripciones de los pueblos y paisajes del país de la Tierra Negra son fantásticos.
Los personajes están bien dibujados pero dependen mucho de la óptica de Latro, pues al no conocerlos cada pocas páginas, depende de su memoria para saber en quien confiar y en quien no, quien ha hecho que cosa o cuales son las motivaciones y ambiciones de cada cual.

La obra llega a resultar insulsa, porque llega a perderse el sentido del viaje y por ende, se pierde intensidad en el ritmo de lectura. Por contra, cuando aparece una escena que puede resultar interesante, Wolfe aprovecha la condición de amnésico de Latro para arrebatárnoslo y dejarnos en la más absoluta desesperación; la escena de las minas queda muy floja y la caza de Ater por parte de Latro ni siquiera se muestra.

El final también queda abierto, pues Latro debe encontrar su espada, Falcata, que ha perdido en las minas, por lo que es de esperar que en un futuro Wolfe nos deleite o martirice (según cada cual) con una cuarta parte.
Yo, por mi parte, la leeré, pues aunque quedo extrañado y perplejo, obra tras obra de Wolfe me resisto a no considerarlo un gran escritor y (aun a riesgo de que me tomen por tonto tras este comentario), espero poder pelar la cebolla entera algún día.

Gene Wolfe es uno de los grandes, pero no es para todos, aunque cada vez estoy más convencido de que es un escritor de relecturas y estoy seguro de que cuando lo relea descubriré cosas nuevas, pero tardaré algún tiempo en hacerlo. De hecho, en algunos tramos de lectura he necesitado más de un Sapphire para poder mantener la atención y seguir leyendo o... ¿no habría sido el Sapphire el que haya dotado o eliminado el sentido de la maravilla de las palabras que con tanto amor leía?

En fin, ya me contaréis, pero espero no levantar ninguna ampolla, creo haber sido más que suave.


No me marcharé sin decir que, a pesar de haber varios errores de imprenta, la edición de la Factoría de Ideas está muy cuidada y es de agradecer la permanencia de los bocetos que acompañan la cabecera de cada capítulo, sin duda hacen mucho más agradable el viaje.

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