miércoles, 18 de agosto de 2010

Diarios de la familia Drácula II: Hijos del vampiro



Tras el magnífico sabor de boca que me dejó “Pacto con el Vampiro”, no albergaba ninguna duda de que caería el segundo, como ha sido. Quién no haya leído la primera parte está avisado de que aquí encontrará varios spoilers que pueden llegar a chafarle su lectura.

Han pasado los años, y Mary vive en Amsterdamn donde su actual marido, el doctor Van Helsing, ha fallecido. Éste será el momento que aprovechará Arkady (ya transformado como recordaremos del final de la primera parte), para presentarse tras 20 años y advertir a Mary y a sus hijos, Stefan y Abraham, de que Vlad los ha conseguido localizar y los persigue para poder continuar disfrutando de la vida eterna a través de la maldición del Pacto. Ante la aparición de Zsuzsanna todo se acelerará y tras el rapto de Stefan y Jan, su sobrino, Abraham deberá abandonar su escepticismo y viajar al corazón mismo del mal, al castillo de Drácula para enfrentarse a él y rescatar a su familia.

Esta continuación sigue la tónica de la primera parte en cuanto a una buena labor editorial y de traducción, así como de intriga pero, a mi modo de ver, decae en cuanto a contenido, y creo que rompe la lógica que debería haber seguido la trilogía y que, a modo de símil gastronómico, podríamos decir que ha pasado de ser un esperado primer plato a un simple pero esperanzador pre-postre. Si bien es cierto que es una continuación muy interesante y coherente, ya que Kalogridis ha sido capaz de crear una obra que parece haber salido de la mente de Stoker y nos hace entender aspectos del libro de este último como si de una precuela verdadera se tratará. En este sentido Chapeu. Pero sin embargo, me parece que ha perdido fuerza en cuanto a la ambientación: el clima no es tan sobrecogedor ni oscuramente obsceno como en la primera parte aunque, es cierto que, hay un par de escenas escalofriantes. El clima respirado al sentirse plenamente en Transilvania, en el castillo de Vlad, o en el desfiladero del Borgo que me parecieron tan evocadores y tétricos en su momento, se han difuminado en este libro que sólo recorre estos parajes en apenas una cuarta parte del libro.

Esta vez Kalogridis, dentro de su buen hacer, me ha recordado más a la mejor Anne Rice que a Bram Stoker, sobre todo en la escena de los jóvenes que Zsuzsanna lleva a casa de Arkady. Me ha parecido clavada en su inicio y acometida a cierta escena entre Louis y Lestat y unas prostitutas, aunque en la que nos ocupa el sexo es muchísimo más potente y explícito. Los personajes que vienen del primer libro mantienen su fuerza (aunque Arkady se ha vuelto un poco bipolar, pues recuerda continuamente como ha crecido como vampiro matando gente y al mismo tiempo se ha convertido en un llorón arrepentido); y los nuevos: el Stefan adulto, Abraham y Gerda, aportan un nuevo juego a la novela, añadiendo un trío de celos, locura, traición, escepticismo y sobre todo, amor. Así como también el misterioso Arminius, personaje siniestro en su juventud, de la misma ralea que Drácula, pero que hizo voto de arrepentimiento y se convierte en mentor de Abraham.

Cómo he dicho antes, en esta segunda parte la autora destapa el tarro de las esencias más licenciosas y gores y nos deleita con varias escenas de sexo detallado o nos aterroriza con la narración de un empalamiento al más puro estilo de “holocausto caníbal", que no puede hacer otra cosa sino aumentar el respeto y pavor que desprenden los vampiros. También hecha mano de su experiencia en historias de intrigas y traiciones palaciegas y hacia el final del libro introduce un giro argumental que nos hace ver que hemos sido engañados durante toda la novela y que da un nuevo sentido a la posterior historia (aunque a mi modo de ver, era innecesario, pero Jeanne K. sabrá, claro).

En definitiva y para no enrollarme más con una continuación de una saga, hay que dar las gracias a la Factoría por continuar con su labor editorial y destacar la buena cubierta de Calderón y la excelente traducción pero, también hay que decir, que esta segunda parte se queda un pelín flojilla (para mi gusto) aunque constituye un esplendido entrante para lo que espero sea el gran cúlmen de esta saga, la ansiada tercera parte “Lord of the vampires”.

2 comentarios:

  1. Muy buena reseña, si señor. En cuanto al libro, también creo que baja un poco la tensión de la narración, pero como preparación para lo que será el desenlace me parece más que correcto. Por cierto, el personaje de Arminius es lo suficientemente interesante como para que se hubiera hablado algo más de él o hubiera tenido más protagonismo, pero en fin, siempre he pensado que no hay derecho para quejarse de lo que hubieras preferido en un libro, ya que para tener un libro a medida no hay más remedio que escribirlo uno mismo

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  2. Gracias. Me alegro de que te haya gustado. Estoy de acuerdo con lo de Arminius, lo que pasa es que J. K. corre demasiado en el aprendizaje de Abraham y nos cuenta un poco los pormenores de la cuestión.

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