miércoles, 23 de febrero de 2011

El sueño de Galileo

La primera impresión que tuve formada con respecto a este libro era la de que se trataba de una ucronía y, al confesarme adicto irredento de este subgénero, no la podía dejar pasar. Tras su lectura, hedescubierto mucho más, pues podemos observar que en realidad podríamos leer dos novelas claramente diferenciadas dentro del Sueño.

En 1609 un extraño aborda a Galileo Galilei y le habla de un artefacto construido por los holandeses que permite ver los objetos a distancia. Galileo perfeccionará este artilugio, llegando a conseguir 32 aumentos y lo llamará perspiculum. Algún tiempo después volverá a aparecer el desconocido individuo, pero esta vez invitará a Galileo a viajar a Europa, una de las lunas de Jupiter. A partir de este momento asistiremos por un lado a los incidentes ocurridos en la luna joviana y, por el otro, a la vida del genio, que acabará culminando en el juicio por herejía del Santo Oficio.

Kim Stanley Robinson ha creado una obra con altibajos pero, en mi opinión,las cimas son tan elevadas que hacen olvidar fácilmente la profundidad de las simas.
Proveedor de una técnica experta y con un lenguaje rico en figuras retóricas, Robinson consigue sumergirnos de lleno en la vida del Genial Galileo Galilei, creando un personaje riquísimo en matices, una magnífica caracterización del personaje histórico y su entorno que constituyen las elevadas cimas de que hablaba hace un par de líneas. Pero esta novela, en sí, puede dividirse en dos partes: La biografía novelada del genio pisano, del que Robinson se muestra como ferviente admirador, pero no por ello lo canoniza y nos muestra todas sus luces y sombras; y la parte experimental, la que entra de lleno en la ciencia ficción más especulativa y con ciertos toques hard al hace viajar a Galileo a las lunas jovianas. La verdad es que la parte histórica me ha parecido tan grande que ardía en deseos de acabar cada capítulo de ficción para sumergirme de lleno en la Italia del XVII.
El libro está estructurado intercalando un capítulo histórico con uno ucrónico, de tal modo que se pueden observar las implicaciones de uno con respecto al otro, un hecho éste no demasiado de mi gusto, pues quita cierto protagonismo a la inteligencia de Galileo, al parecer que gran parte de sus logros científicos provienen en realidad de sugerencias de personajes futuros.
Como he dicho, la parte biográfica de Galileo me resulta impecable, espectacular en su detalle y desarrollo, alejándose muy poquito (Salvo por las exigencias del guión) de los hechos históricos reales. Así, podremos observar las implicaciones de la Iglesia Católica con la política europea (que serán las verdaderas responsables del juicio Galileano); los intringulis de los famosos mecenazgos del renacimiento; las rivalidades geográficas de la Italia renacentista; el alcance de la mano de la Iglesia y la Inquisición, etc. Y entraremos de lleno en la vida de Galileo, descubriendo a un personaje muy diferente al estudiado en el colegio. Un personaje pagado de sí mismo, ególatra en extremo (casi un megalómano, diría yo), orgulloso, protestón, engreído, sarcástico, machista, prepotente, juerguista y mujeriego, generoso, honrado y mezquino al mismo tiempo, lleno de dudas y preocupaciones, enfermizo, intelectualmente superior, valiente y lleno de contrasentidos, por ejemplo, es notable el hecho de que mantuviera a casi toda su familia al completo, incluso a alguno que no vivía en su casa y, sin embargo, mandase a sus propias hijas a un convento de clarisas a pasar hambre por no poder atenderlas según él, y después pretender enmendar este acto llevando comida para todo el convento continuamente.
Un Galileo cuya principal obsesión es ser el primero en cuento a consecución de objetivos, pero que intenta demostrar que sus teorías no están en contraposición con las Sagradas Escrituras y, veremos, como todo lo que hace por evitar el juicio del Santo Oficio lo encamina más hacia él.
En general todos los personajes de la novela cobran vida propia y son merecedores de elogio. Mazzoleni, el Cardenal Bellarmino, Cartophilus, el Papa Urbano, la madre de Galileo y, por supuesto, su hija Sor María Celeste, con momentos de una belleza conmovedora, son personajes que quedarán grabadas en mi memoria para siempre.

Por otro lado, está la parte de ciencia ficción o ucrónica, si puede llamarse así. Es ésta una parte menos clara en cuanto a sentido se refiere, por que Galileo es invitado a Europa en calidad de "primer científico de la historia" para dar su opinión con respecto de un ser encontrado en el centro de la luna de Jupiter, pero por un lado nadie le escucha y por el otro, resulta un tanto ridículo pedir consejo a alguien cuyos conocimientos científicos se encuentran atrasados un par de miles de años, por muy preclaro que pudiera ser. Aquí se encontrará con dos facciones, una de ellas liderada por Ganímedes, que pretende interactuar con el ser y otra liderada por Hera, una especia de policía joviana que se opone a influir. Su estancia en esta luna hará cambiar el sentido de la vida para Galileo pues, además de la propia experiencia en sí, será sometido a una especie de psicoanálisis por parte de Hera y, si bien al principio, le administrarán amnésicos para no recordar todo lo vivido en Europa, posteriormente dejarán de suministrárselos o no harán todo el efecto deseado, al tiempo que conocerá a Aurora, una matemática que le enseñará de forma express los avances científicos entre ambas épocas, y es aquí donde nos encontramos con la parte más hard de la historia, al sumergirnos en las farragosas explicaciones de la estructura del tiempo, el universo decadimensional o de las múltiples multiplicidades. Conocimientos éstos, que harán que Galileo sienta un tremendo sufrimiento interior al comprender la implicaciones físicas que acarrean y que finalmente le harán comprender todo alcanzando una especie de catarsis. A raíz de esas visitas, Galileo también conocerá su futuro, un futuro que le guía a su juicio por hereje y que intentará evitarlo por todos los medios, pero que por contra, se acercará más a él con cada paso que da. Un futuro al que Ganímedes lo guíaa claramente, pues para que el futuro llegue a ser futuro él tendrá que que ser considerado el primer mártir para la ciencia, algo a lo que Galileo se opone.
Al final esta parte, constituye un batiburillo algo deslavazado y lento que no deja ver claro que esperaba conseguir Robinson, pero como también he dicho al principio, la parte histórica es tan buena, que tapa casi por completo los errores de ésta otra.

Seguro que me dejo un montón de cosas en el tintero, pero lo aquí escrito es suficiente como aperitivo para picar la curiosidad. Requiere atención, eso sí, pero es una lectura que merece la pena.

jueves, 17 de febrero de 2011

1969

Tras leer El misterio de la Casa Aranda, decidí dar una segunda oportunidad a Jerónimo Tristante y me hice con 1969 en una librería de viejo. Lo leí rápidamente, pues la letra es bastante gorda y las páginas pasan a toda velocidad. Así, que ahí va mi opinión. Será el último comentario personal que vuelva a hacer jamás de un libro de Tristante.

Murcia, Nochebuena de 1968. Julio Alsina, un policía apegado al Licor 43 y al que su mujer dejó por un compañero, debe hacer las guardias todos los días de fiesta. Por eso no es de extrañar que, cuando recibe el aviso de que una mujer se ha arrojado desde el campanario, se alegre ante la perspectiva de participar en un caso de verdad que le permita demostrar su valía. La suicida resulta ser una prostituta de lujo, y Alsina decide tirar de la cuerda y averiguar lo que se esconde detrás de este caso, a pesar de las reticencias de sus superiores. La investigación lo lleva a una localidad alejada, La Tercia, donde Julio conoce a Rosa Gil, una vecina soltera de la Sección Femenina que, pese a la primera impresión, logra reavivar viejos sentimientos en él. Juntos se encontrarán con un pueblo consternado por otras desapariciones e incluso un asesinato. Los lugareños están asustados, el cura hace procesiones de rogativa y un ufólogo investiga por los alrededores. ¿Qué está ocurriendo en ese lugar? ¿Es algo paranormal o hay un asesino que actúa en la zona?

Lo siento pero, Jerónimo Tristante no ha conseguido entusiasmarme, ni atraerme ni, tan siguiera, entretenerme y si me he acabado el libro ha sido simplemente por la ligereza de su prosa, en la que las páginas se visualizan a toda velocidad y lo interesante queda reducido apenas a un par de líneas. Esta velocidad va unida al hecho de que el autor otorga una mayor importancia a los diálogos frente a la narración, ofreciéndonos multitud de ellos a cual más insustancial, vulgar y abesugado. Me inclino a pensar que el autor crea estos diálogos ex profeso para hacerlos cercanos al lector pero, en mi humilde opinión, fracasa en su intento y, a mí en particular, me parecen ridículos por su sencillez y mediocridad.

No he leído las novelas que van entre El misterio de la Casa Aranda y 1969 pero, yo creo, que el autor no ha evolucionado en lo más mínimo como narrador de historias. Su prosa me parece llana, un texto lineal exento de recursos estilísticos y abundante en pasajes aburridos y prescindibles. Vuelve a repetir trama y estilo con respecto al Misterio de la... Un policía que se enfrenta a un par de casos a la vez que están interconectados. De nuevo se trata de la muerte de una prostituta a manos de alguien importante y poniendo presión sobre el detective para que abandone el caso. La resolución del "misterio" vuelve a ser totalmente previsible y el método investigador es de lo más simple, ni siquiera es un método (yo creo que sería exactamente lo que haría yo o cualquier otro con un alto grado de inexistente formación
en esta materia).
La forma de resolución criminal entronca directamente con la personalidad de un personaje protagonista que lo único que me ha inspirado a sido lástima. Si en el caso de la Casa Aranda, el protagonista era un detective a lo Holmes, en esta ocasión Tristante ha querido hacer un detective más típico de la novela negra (un hard boiled adulterado, porque la forma de conseguir información de Alsina es totalmente anodina:pregunta a todo quisqui de la forma más directa y sin ningún tipo de precaución ni artimaña): un detective hundido y deprimido que ahoga sus penas en el licor 43 y sin ilusión por la vida pero que, de nuevo en mi opinión, es dificilmente creíble y más inútil que un sacapuntas sin cuchilla (no me extraña que su mujer lo dejará). Y, de nuevo, como Victor Ros, también va contando a todo dios, sin ningún problema, sus avances el caso. En esta ocasión el personaje intenta escudarse de la presión policial y político-social , pidiendo una excedencia y trabajando como comercial vendedor de televisores, al tiempo que, continúa con sus pesquisas pero, me resulta ridículo imaginármelo contando a todo el mundo que es un policía que ha pedido una excedencia para vender televisores, además de que cada 2x3 tiene que estar haciendo resúmenes de sus avances.
Es también, Julio Alsina, un personaje totalmente contrario al régimen, que emite excesivos juicios acerca del mismo y, de este modo, quizás el autor esté poniendo demasiadas opiniones personales en boca de su protagonista. Ni lo sé ni me importa.
Del resto de los personajes no tengo ganas de decir nada, la verdad, todos me parecen muy, pero que, muy previsibles y arquetípicos.

Como único punto interesante y positivo, pienso que Tristante consigue recrear de forma satisfactoria el marcho histórico escogido y nos muestra de forma clara y veraz los entresijos del régimen franquista en los años previos a su fin.

En definitiva y para acabar, que se me está haciendo tarde. Tengo un amigo que siempre que recuerda que no hay obra artística de ningún tipo que sea mala en general, que no se puede decir "esto es bueno o malo". Creo que tiene razón y por eso aclaro que esta es mi opinión exclusiva, y que esta novela me ha parecido un verdadero truño.

Por supuesto habrá quienes no estén de acuerdo conmigo y, a quienes no les guste nada esta reseña. Sus razones tendrán, yo no se las quito. Pero siempre intento sacar algo positivo de las novelas, aunque no me gusten, pero de ésta, salvo la buena documentación del autor, no he encontrado nada, pero nada, que me agrade y por eso he sido tan crítico. Lo siento si a alguien le he parecido demasiado destroyer. Aunque sea una ingenuidad, este es mi feudo y aquí me siento libre para poner lo que quiera.

domingo, 13 de febrero de 2011

Brooklyn follies


Llevaba más de un año sin leer nada de Paul Auster y, tratándose de uno de mis autores favoritos, empezaba a parecerme pecado, así que me hice con uno de los poquitos que me quedaban por leer y me lancé de cabeza a por él. La experiencia no me defraudó en lo más mínimo. Tratándose de un libro con cierta solera dentro del catálogo del autor, en el que las ideas son apabullantes y mucho más frescas que en las de sus últimas novelas, me dispuse para darme un festín de sensaciones. El único problema es que los libros de Paul Auster los disfruto tanto, que se me acaban en seguida y después necesito un par de días para empaparme hasta el tuétano de las experiencias, las almas, los olores, alegrías y penas del mundo lleno de historias dentro de historias que construye.

Natan Glass es un sesentón, separado y prejubilado al que han diagnosticado un cáncer y que vuelve a su ciudad natal, Brooklyn, a pasar los últimos años que le quedan de vida, a pesar de saber que los últimos informes médicos indican que la mortal enfermedad está remitiendo.
Su intención es la de utilizar su querida ciudad como un lugar de tranquilo retiro donde escribir El libro del desvarío humano, una recopilación de las situaciones más disparatadas e inverosímiles que ha vivido.
Sin embargo, la vida da muchas vueltas y Nathan se encontrará con su sobrino, en plena crisis de identidad; con la inesperada llegada de la hija de su sobrina, una niña de siete años que se niega a hablar, lo que parece indicar que su madre se encuentra en serios problemas; y con varios personajes fascinantes, al tiempo que intenta reconciliarse con su propia hija.

Cuando leo a Auster siempre me pasa lo mismo: me veo inmerso en una carrera en la que mis ojos y mi mente compiten con las palabras. Las letras fluyen como un río formando rápidos con las palabras, que van desfilando ante mis ojos a toda velocidad y, me sorprendo a mí mismo al darme cuenta de que estoy leyendo muy veloz y no puedo parar. Auster se me antoja un juglar que juega con las palabras y consigue embaucarme con ellas y, sin darme cuenta, me encuentro sumido en un juego hipnótico del que no puedo escapar y que me fascina. Un bardo de prosa rápida y ligera, concisa y directa pero no carente de elegancia.
El arte narrativo de Auster consigue convertir situaciones reales, vivencias posibles en cuentos de hadas, pues logra entrelazarlas de tal modo que, acaban por convertirse en una especie de cebolla en la que cada capa se transmuta en una historia en cuyo interior subyace otra historia que se encuentra sumergida en otra historia que a su vez sujeta por los pantalones a otra y a otra más que, si bien, son posibles, todas juntas resultan difíciles de creer, consiguiendo generar un elevado sentido de la maravilla, por muy realista que pueda ser la novela.
Por otro lado, los personajes de estas historias están muy bien perfilados. Nos muestran a personas vivas que, sin necesidad de grandes trucos ni artificios narrativos, se convierten en seres reales y cercanos, capaces de haberme sacado todo tipo de emociones:
alegría, sorpresa, ternura, desazón, profunda tristeza, rabia, odio, amor, etc. Pero sobre todo esperanza, pues es éste un libro con una elevada carga de esperanza, en la que Nathan Glass and Co. intentan enseñarnos que la vida es un camino que es inevitable recorrer, pero cuyo recorrido depende y es decisión de cada cual, aunque hay que intentar no perdernos por el camino, sacar todo el jugo a la vida, vivirla día a día sin olvidar a aquellos que queremos.
Unos personajes, por tanto, maravillosos; con un hombre maduro que intenta utilizar su experiencia en la vida para no cometer los mismos errores en el tiempo que le queda; un hombre que iba para catedrático y se ve inmerso en una crisis de identidad que le hará dejar los estudios para convertirse en un anónimo taxista; el dueño de una librería que no es todo lo que parece; una niña que sabe lo que quiere y utilizará sus armas de infante como si de un adulto se tratase para ser feliz; una mujer con un pasado lleno de frivolidades que pretende huir de su presente; etc.
Reconozco que, tal vez, sea demasiado subjetivo cuando de Paul Auster se trata (cómo de aquellos que sitúo en mi panteón personal), pero me gusta todo de su literatura, incluso los diálogos me parecen magníficos y me recuerdan a aquellos de Reservoir Dogs o Pulp fiction, cargados de trivialidades pero al mismo tiempo serios, con filosofía y vida interior. En este libro, en concreto, se puede observar a través de ellos, entre otras muchas cosas, el gusto por la vida, la pasión por vivirla o un inmenso amor por los libros.

Bueno, no me voy a enrollar más. Un libro realista cargado de magia, con relaciones, amores deseados, amor por la literatura, búsqueda de identidades, reconciliaciones, expiaciones personales, mentiras, sueños, estafas, traiciones, muerte y muchas cosas más.
Es el Auster de los mejores tiempos, el de La música del azar , Mr. Vértigo o El palacio de la luna, y no creo que, a estas alturas, sea necesario recomendarlo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Dos coronas


Como siempre, cuando una novela es seguida por una miríada de reseñas, a cual de ellas más elogiosa para con la misma y su autora, caben dos posibilidades: que la novela sea tan, tan buena que te subas al carro de los elogios y acompañes al resto, o que no consiga cubrir las expectativas que te habías creado y la decepción te haga sentir un bicho raro, el único que no ha visto las infinitas bondades de la novela en cuestión. Lo segundo es lo que me ha pasado a mí. Y es que, aquellos que por oficio, beneficio o vicio, nos dedicamos a reseñar novelas, creemos, muchas veces , estar en posesión del gusto más privilegiado y selecto y, por esto, no escatimamos esfuerzos en denostar o ensalzar una novela hasta el mismísimo cielo o infierno, consiguiendo crear unas expectativas en el lector de la reseña que pueden llegar a frustrar el disfrute de la posterior lectura. Cuando te llegas a encontrar que (como en el caso de esta novela que me ocupa), que "es lo más parecido, e incluso superior en determinados aspectos, a CdHyF", no puedes menos que pensar que te espera una de las mejores novelas de los últimos tiempos. A lo mejor estás de acuerdo con dichas reseñas, pero... ¿y sí era eso lo que esperabas encontrar y no lo encuentras? ¿Entonces qué? No nos damos cuenta de que nuestra opinión es única, supersubjetiva e intransferible, al menos la mía lo es, que no tengo un bagaje literario demasiado amplio, y así nos lo deberíamos tomar aunque, claro, esto es imposible. Bueno, pues para mí, esta novela ha constituido una grata decepción. Decepción, porque me ha parecido una buena novela pero no de tan elevada calidad. Grata, porque me ha descubierto a una autora de la que, ahora sé, que se puede esperar mucho más y, porque la conclusión de la novela ha sido la que me ha hecho entender que no he leído lo mismo de siempre. No diré que me ha sorprendido, porque me ha parecido evidente en su desarrollo, pero sinceramente, de haber sido un final más feliz, creo que, esta reseña habría sido muy negativa y, de hecho, no lo será, y, tras esta parrafada, he de decir que me he encontrado ante una buena novela, con sus defectos, por supuesto, que hacen que no sea redonda, pero perdonables, al fin y al cabo, para hacernos esperar un futuro prometedor por parte de la autora: Susana Eevee.

Los reinos de Aldaria y Erigia se profesan un odio eterno e irreconciliable, cuyo origen se pierde en los tiempos. Aldaria, sureña y campesina; Erigia, el norte, militar y minera. Dos reinos poseedores de dos coronas: la blanca y la negra. Dos reinos con un príncipe que los une en la ignorancia.
Durante una incursión en la frontera aldaria, el príncipe heredero Soota, despiadado y cruel, descubrirá que su vida ha sido una mentira. Sus recuerdos han sido borrados y manipulados para olvidar un suceso abominable que lo emparenta directamente con el trono aldario. Tras regresar de dicha incursión de rapiña descubrirá que su padre, el rey Minthos de Erigia, ha preparado un plan para la conquista de Aldaria. Las fichas ya están preparadas sobre el tablero de juego y la guerra está próxima a comenzar.

Susana Eevee ha escrito una historia entretenida, que brilla más por el
estilo de su pluma, correcto y ágil y por sus personajes, que por la trama en sí. Es ésta la primera novela de la escritora viguesa y, por ello, es fácil encontrar cierto errores perdonable, cómo por ejemplo: la diferencia de ritmos, con momentos en los que la trama avanza de forma ágil y otros en los que se empantana un poco; o en el carácter narrativo, con momentos de un marcado acento poético para describir situaciones que dejan de serlo; por otro lado, se observa una falta de desarrollo en algunos personajes que podrían haber tenido una mayor fuerza, como Emet, Río u Osther (el cual, he de reconocer, que ha sido el personaje que más me ha gustado pese a ser un secundario). No obstante, se observa en su escritura un cierto carácter de fuerza o atrevimiento, deseo de perfección y originalidad, pro ejemplo al cambiar el orden de los sucesos temporales durante un par de capítulos, lo cual, a mi modo de ver, no consigue satisfactoriamente, pues lo más fácil es quedar perplejo y confuso hasta entender realmente su intención.
Algunos de estos fallos quedan atenuados hacia la tercera parte de la novela, en la que la autora le coge el ritmo conciso y directo a la novela y nos hace avanzar ágilmente por ella. Con un estilo que no pretende ser para infantes, no duda en mostrarnos la crueldad y la sangre, los despojos, violaciones o jirones de piel subyacentes a una guerra, acompañado, como he dicho, de momentos de una elevada belleza descriptiva y con el buen hacer de un profesional imparcial para no caer en conceptos maniqueos de buenos y malos. Cada uno tiene sus motivos para ser cómo es y querer lo que quiere.
Por supuesto no todo son cosas malas, que ¡joder, parece que es lo único que digo!, de hecho, son las menos y, en general, la trama, si bien es sencilla en primera instancia, encierra una mayor complejidad al internarte en ella, pues se puede discernir que la guerra entre los reinos de las coronas pasa a un segundo término y Soota/Doogan y su búsqueda interior adquieren el máximo protagonismo: la búsqueda de su verdadera personalidad será lo que realmente nos indicará la verdadera tesitura y originalidad de la novela. Pues es éste personaje el que realmente llama la atención y acaparará para sí todo protagonismo e inquina.
Soota fue obligado a olvidar su pasado como príncipe aldario y sumido en una educación guerrera y militarizada como príncipe erigio. Creciendo en un ambiente duro y férreo como preparación para el trono, no es de extrañar que su comportamiento sea el qué es (muy similar al de cualquier hijo de noble que creé que puede hacer lo qué le venga en gana). Pero tras conocer su verdadero pasado, el desasosiego hará presa en él y llevará a cabo una lucha interna para reprimir sus impulsos primarios, aquellos por los que se ha regido los últimos años y que le hacen ser cruel, y, de este modo, nos encontramos con acciones cuasi-heroicas junto a actos propios del mayor canalla. Cosa con la que, he de aplaudir a Susana, pues demuestra una psicología muy veraz a la hora de desarrollar el personaje y mantener dicho conflicto existencial hasta el final de la novela. Soota deberá enfrentarse a Doogan en pos de conseguir una armonía que lo ayude a descubrir su destino y, será esta dicotomía la que hará que Soota se granjeé todo el amor o el odio de los lectores. Personalmente no he llegado a epatar con Soota/Doogan, pero reconozco que es un personaje del que se puede sacar mucho partido.
Esta batalla en la que confluirán la crueldad de un príncipe, conocedor de saberse un experto asesino, con las ganas de dejar dicho pasado atrás y ser alguien de naturaleza más noble, alcanzará su climax en un final que brilla por su coherencia. El final puede no ser el esperado por muchos pero, para mi, no podía ser otro. No creo que exista mejor final que el que Susana ha concebido y, de hecho, ha sido dicha conclusión de la novela la que me ha hecho ver que no he leído lo mismo de siempre.
Por no extenderme más y, aunque parezca que he criticado demasiado (no ha sido esa mi intención, sino la de dar mi humilde opinión), definitivamente no puedo sino recomendar esta novela a aquellos que quieran pasar un buen rato, y desear suerte a Susana, a quien le auguro un brillante porvenir, al tiempo que dar mis felicitaciones AJEC por un catálogo que demuestra que en España también se hace buena literatura de género.
Para terminar, y como último consejo, deciros que si podéis leer la novela antes que todas las reseñas sobre ella (incluida esta) os gustará mucho más.

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