jueves, 14 de julio de 2011

Mendel el de los libros

Vuelvo con un nuevo cuento de Zweig, Mendel el de los libros. Un cuento tan corto como delicioso, y del que es imposible no enamorarse.

Jakob Mendel es un anciano librero con una memoria prodigiosa. Una eidética y selectiva memoria centrada en los libros. No existe dato al respecto que no tenga almacenado o que no pueda descubrir con rapidez. Un anciano que todos los días visita el Café Gluck de Viena y degusta su café mientras hojea su mundo privado.
Todo cambiará cuando la Gestapo acuda a buscarlo para interrogarlo.

No son necesarias más que 50 páginas para que Zweig haga prender el sentimiento y consiga hacernos reflexionar profundamente. La historia comienza cuando un hombre llega a un Café de Viena y, al sentirlo familiar, recordará que se trata del antiguo Cafe Gluck, donde conoció hace muchos años a Mendel, un tipo muy peculiar. En este cuento Zweig nos relata una historia de exclusión, al tiempo que de esperanza y, en la forma de un humilde librero, nos muestra como la felicidad de unos puede ser incomprendida y odiada por otros.
En el caso que nos ocupa, Mendel es un pobre hombre sumergido en su mundo. Un mundo que únicamente está compuesto por libros, por datos, fechas, autores, tomos, citas bibliográficas y demás componentes del pantagruélico panorama literario; un hombre cuya única existencia está centrada en estos conceptos y que ignora todo aquello que le rodea, hasta el punto de que la realidad social, el estado de guerra reinante le resulta completamente ajeno.
Un hombre que ante el interrogatorio de la Gestapo responderá como respondería a cualquiera y que no entenderá que tienen de malo su nacionalidad o religión así como la actitud de sus interrogadores y que, por tanto, se mostrará tal cual es, ya sea frente al dueño de un bar, a una persona que viene a pedirle ayuda o a un militar del partido nazi. Un interrogatorio breve y sencillo, teniendo en cuenta el número de páginas del relato, pero con el que Zweig ha conseguido ponerme los pelos como escarpias y con el que ha logrado que me encariñe de Mendel.
Es, por tanto, el personaje, el que acapara toda la atención y por medio de la maestría de Zweig, epatará con el lector en grado sumo consiguiendo despertar su simpatía, cariño, tristeza y esperanza.

Otro aspecto muy importante de la obra es la comparación que nos ofrece entre dos épocas. A través del Café Gluck y sus propietarios observaremos como el mundo tradicional, costumbrista y humilde dará paso a una nueva época moderna, industrializada y voraz que utilizará los mecanismos necesarios para devorar todo lo anterior y pisotearlo como a una cucaracha.
Un cambio claro de contraste, en el que el candil dará paso a la electricidad y la solidaridad se tornará avaricia.

Es éste un cuento escrito por un amante de la literatura, acerca de un hombre que ama los libros y que enternecerá a los más sólidos lectores.
Una novela que muestra el amor a leer ya la palabra escrita y que nos acerca a un personaje considerado excéntrico (hiperfriki, hoy en día) y humillado por este amor sin límites.

En definitiva, una auténtica maravilla que debería estar en cualquier biblioteca que se precie de serlo.

2 comentarios:

  1. Pues sí que te ha gustado el cuento, y desde luego has hecho que me interese muy mucho por él. Me lo apunto sin falta ^^

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  2. Hola Neo
    Zweig está colocado en una posición privilegiada en mi panteón literio personal y, tal vez, eso me haga ser poco objetivo pero... que le voy a hacer, ¡me fascina!

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