miércoles, 11 de julio de 2012

Ambrose Bierce y la reina de picas

 La valía de Valdemar, junto a la supuesta buena escritura de Oakley Hall, y a un título en el que Ambrose Bierce parte como protagonista fueron acicates suficientes para lanzarme a la aventura de leer este libro. No he leído gran cosa de Bierce, pero su cercanía con Lovecraft o Poe siempre me ha resultado interesante y me ha gustado, por lo que en cuanto vi el título ni lo dudé.

En el San Francisco decimonónico se están cometiendo varios asesinatos alarmantes. Varias prostitutas aparecen muertas y destripadas. Un naipe del palo de picas corona cada asesinato.
Los periodistas Ambrose bierce y Tom Redmond investigarán por su cuenta el caso y descubrirán la relación que guardan los asesinatos con los miembros fundadores de la antigua mina de oro "Jota de Picas".

Tras las buenas críticas que recibió Warlock, novela que tengo pendiente leer, esperaba algo más de Oakley Hall. A ver, no es que no me haya  gustado, pero me ha defraudado un pelín. Esta novela presenta varios aciertos, pero no deja de ser una novela de entretenimiento con misterio al uso.

El lenguaje sencillo y fluido de Hall consiguen una novela dinámica que se lee con rapidez y en la que resulta difícil perder el hilo.
Oakley Hall nos mete de lleno en los bajos fondos del San Francisco del XIX para hacernos disfrutar con los vicios y las extravagancias de las clases más adineradas. Así conoceremos barrios sórdidos junto a zonas residenciales y ricas, al tiempo que a las otroramente prosperas minas de oro.
La descripción de esta época, con sus claros y oscuros, la corrupción de las clases pudientes y los andares de un país que luchaba por utilizar su industria para convertirse en una gran potencia, nos acerca a los albores de lo que debieron ser aquellos inicios de la América que todos conocemos, algo en lo que el señor Hall destaca, pues consigue sumergirnos en el ambiente de tabernas, mamporros por la espalda, prostitutas en la calle y de lujo, muchachos vendiendo periódicos llenos de noticias de corrupción, políticos que la practican, minas de oro y un ferrocarril que quiere atravesar toda América y, en la sombra, gobernar el país.

Los personajes están bien conseguidos en general, tanto los miembros del club Jota de Picas, como el Sargento Pussey, Tom Redmond o el propio Ambrose Bierce, aunque en el caso de este último, como protagonista del título, nos encontramos con un hombre realmente amargado, machista y violento, mujeriego y cruel, cínico, obsesionado con la corrupción de los fundadores del ferrocarril y de los miembros de la clase política.
En realidad su función es principalmente la de ofrecer el soporte para la ambientación de la crónica social, pues la investigación corre casi por completo a cargo de su ayudante, Tom Redmond, y no será hasta el esclarecimiento del misterio que el Sr. Bierce utilice su instinto detectivesco para desentrañarlo.
En general la trama es consistente y coherente y además de la buena documentación se observa el interés del autor por crear un misterio complejo y que, a modo de homenaje, entrañe una resolución holmesiana, aunque no lo consigue del todo y determinados flecos sueltos hacen intuir el desenlace al lector.
Como dato curioso, decir que cada capítulo está precedido de una definición extraída directamente del Diccionario del Diablo de Bierce, y cada una de ellas constituye una pequeña joyita de agudeza e ingenio.

En conjunto se trata de una buena novela de entretenimiento. Rápida de leer y bien escrita, aunque mucho me temo que no tardaré demasiado en olvidarla.

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