jueves, 29 de noviembre de 2012

Memorias de un amante sarnoso

 "Quienquiera que compre este libro habrá de considerarse expoliado si se ha dejado engatusar por el título...
...Es indudable que lo que más excita las apetencias literarias del lector, es saber que el autor ha sido encarcelado por sobreexcitar la libidinosidad de millones de compatriotas".

Con este fragmento de la introducción ya nos podemos hacer una idea de lo que nos depara el libro del gran Groucho Marx.
Siempre me ha gustado el humor tonto. Cuanto más absurda la broma, más chorra el gag, más me gustaba pero, de un tiempo a esta parte, cuando ya debería empezar a pintar canas si tuviera flequillo, me gusta cada vez en mayor medida el humor negro. Los monólogos cáusticos, los humoristas serios, incisivos y políticamente incorrectos son los que me cautivan en estos momentos de crisis a todos los niveles. Por ello me lancé con esta novela de Groucho Marx. No esperaba nada de él, pues aunque auna varios de los elementos que he considerado me gustan en un humorista, chorra pero mordaz, desconocía su faceta como escritor.

En Memorias de un amante sarnosos Groucho describe con el desparpajo que muestra en la gran pantalla, sus intentos por entablar contacto, siempre con un fin carnal, con el sexo opuesto. Es imposible no carcajearse ante los sarcásticos comentarios y mordaces críticas que efectúa. Groucho no deja títere con cabeza, tiene para todo y para todos incluso, y sobre todo, para sí mismo.
De esta forma nos encontraremos con sus primeros intentos de causar impresión a una moza, en este caso, su propia tía; de como seduce a una compañera corista y la graciosa situación que generan las palomas en la habitación del hotel; o la cita a ciegas con una superatractiva aunque escandalosa modelo; pasando por la autoadministración de hormonas y suplementos alimenticios a fin de ponerse lustroso y que le salió rana.
Sus hermanos aparecerán en escena en un par de ocasiones con divertidas anécdotas, como el dejar pelado a un rival de poker que fue quemando todos los muebles de la casa para continuar la partida, por ejemplo.

La segunda parte constituye una graciosa teoría acerca del origen del amor, o tal vez debiera decir sexo. En ella, Groucho se aproxima de forma irónica y atrevida, no exenta de un cierto eco de veracidad, a como debieron surgir los primeros encuentros entre un hombre y una  mujer en la prehistoria de los tiempos. Esta es la parte junto con la última que, quizás, me haya resultado menos graciosa.

La tercera parte de la obra nos presenta una visión envenenada y provocadora de los hábitos comunes de la sociedad civilizada. Aquí Groucho arremete claramente contra la hipocresía de la clase culta y la sociedad hollywoodiense, incluyéndose a sí mismo. De hecho, se autodenomina "paria de Hollywood", pero es difícil no coincidir con sus impopulares opiniones aunque nos partamos de risa con sus definiciones.

La cuarta parte se desarrolla como ocho casos sucedidos a diversas personas y resulta una parte de nuevo desternillante. Sin saber si caminamos por la senda de la realidad o de la ficción será aquí donde nos entraremos con el caso de la partida de poker mencionada anteriormente; la jugarreta que le hacen las muchachas de un burdel al ofrecérselo y dejarle encerrado en una sala llena de ratas; o como se enfrentan los tres hermanos Marx más conocidos a una chica rolliza enamorada de Groucho pero que les prepara todos los días el mismo almuerzo, entre otras anécdotas.

Casi para terminar Groucho se mete de lleno en la política explicando lo que para él es el Marxismo y lo que el país necesita. De nuevo se mostrará socarrón y políticamente incorrecto, pero buceando entre las letras se puede observar que no todo es como lo pinta y que se trataba de una persona mucho más comprometida y preocupada con la situación de lo que quiere aparentar y es que, he aquí una de las claves de este libro: Groucho, ¿pretende aparentar lo que cuenta? o ¿pretende contar lo que aparenta?, pues existe un velo de verdad y de razón en todas sus palabras y pese a ese tono jocoso y gamberro, subyacen entre sus palabras varías líneas de reflexión más seria, y ya desde el principio nos advierte de ello con su chanza habitual:
"Escribí este libro durante las interminables horas que empleé esperando a que mi mujer acabará de vestirse para salir. Si hubiera andado siempre desnuda, nunca habría tenido la oportunidad de escribirlo"

Y por último, un epílogo lleno de fuerza y magníficamente narrado que nos muestra el verdadero talento literario del autor.

Un libro que animo a leer. Es imposible no partirse de risa y, además, está muy bien escrito. Yo, lo tengo claro, en cuanto pueda me haré con Groucho y yo.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Golem XIV

 Golem XIV es el nombre que ha recibido una máquina pensante, una supercomputadora mental, dotada de una inteligencia superior a la de cualquier humano, y cuya misión es la de servir a los constructores en sus operaciones bélicas. Sin embargo, una vez conectada, se dota de conciencia, se rebela y se entrega a la elucubración acerca de la condición de los hombres, del universo y de sí misma en relación con ambos. Golem XIV ha diseñado su propio fin, que será un completo misterio para los científicos encargados de su cuidados, pero previamente expondrá sin la menor piedad sus conclusiones, y charlará con las mentes más preclaras de su época acerca del posible futuro biológico e intelectual de la humanidad.

No había leído ninguno de los libros de la famosa biblioteca del siglo XXI de Lem, pes los creía ensayos demasiado técnicos para mis gustos, pero la sinopsis de este libro, último de biblioteca me parecía más que interesante, así que me lance a por él y, me ha dejado patidifuso. ¿Por qué? Por que me ha podido. El regusto que me ha dejado ha sido excesivamente agridulce. Por un lado, Lem me encanta. Su prosa me parece exquisita y de forma sutil siempre te conduce a donde pretende. Es como un relojero que va poniendo piececitas con suma precisión en un mecanismo. Piezas tan pequeñas que no puedes ver pero que en conjunto forman un todo armonioso y sensacional. Por otro lado, Lem es uno de los autores de ciencia ficción más prospectivos que conozco. Un autor capaz de imbricar la psicología y la filosofía tan profundamente en la historia que narra, que crea un telar sin fisuras. Pero en este caso me ha sobrepasado y, la verdad, no lo esperaba.
La dificultad de este texto viene avalado por la calidad literaria de Lem como ensayista, que ofrece una prosa casi hipnótica, y por el tono filosofo-profético de Golem, que predica la verdad sobre la turbada mente del hombre.
Como se dice en el prefacio del libro: "La mayoría de los enunciados de Golem no sirve para ser publicado debido, por un lado, a su carácter incomprensible para la totalidad de los seres vivos, así como por otro, a la necesidad de poseer n muy alto nivel de conocimientos específicos".
Y realmente, veo que ha sido así, tal vez más adelante, al releerlo me encuentre con otra disposición mental más preclara y perceptiva.

En primer lugar nos encontramos con un prólogo que nos avanza la historia del nacimiento de las Inteligencias Artificiales. Como la línea de I. A. Golem se desarrollo con un propósito militar pero se les escapó de  las manos al observar la capacidad filosófica de los últimos especímenes producidos.
En este prefacio se explicará el modus operandi de los textos que leeremos a continuación:
Las preguntas de los científicos pasarán por un filtro y en caso de ser electas se les permitirá participar en charlas con la I. A. Conferencias en las que Golem dará respuesta a las grandes preguntas de la humanidad de acuerdo con su superior inteligencia.

Posteriormente entraremos en materia con dos conferencias ofrecidas por el modelo Golem XIV. La primera de ellas, la conferencia inaugural nos mostrará la opinión seria, razonada, y con un elevado componente metafísico acerca del universo, la evolución y el ser humano como accidente planificado de la misma.
Lem, o Golem, postula que el ser humano fue creado por La Evolución como cualquier otro ser vivo, con la única diferencia de que se le otorgo la inteligencia y mucha libertad, lo que lo predisponía a imaginar situaciones que al resto de creaciones les venían impuestas.
considera asimismo la importancia del código evolutivo por encima de cualquier organismo y otorga, por tanto, una búsqueda imperfecta del organismo frente al código creador. A esto habría que añadir una exposición y conclusiones mucho más amplias, por supuesto, pero la mayoría incomprendidas por mi incapaz intelecto.


Esta conferencia dará paso a otra en la que Golem hablará sobre sí mismo, del modo en que tomo conciencia de sí mismo como I. A., así como de su relación con otras inteligencias, tanto artificiales (sus antecesores y su superior, Honnest Annie), como naturales, en el caso de la humana.

En definitiva, un libro realmente brillante pero, que se me ha atragantado por su complejidad. Pese a ello, ya que lo más fácil parecería abortar su lectura, Golem XIV me ha mantenido en el sitio sin poder apartar los ojos de la letra impresa.

jueves, 22 de noviembre de 2012

El lector

Cuando hace un par de años me senté en el sillón para ver la cinta basada en el libro de Bernard Schlink, el lector, lo hice con la única intención de ver una película que le gustase a mi chica, pues no consideraba que fuese a ser de mi gusto, así que comencé a verla con un libro en la mano. Paulatinamente mi chica se fue quedando dormida y yo fui aparcando el libro hasta que, finalmente, quedé encantado con la película y prometí que leería el libro. Tiempo después, he aquí mi opinión de su lectura.

El joven Michael Berg se siente mal al volver del colegio. Al pararse a vomitar en un portal es auxiliado por una mujer, Hanna, que lo dobla en edad.
Agradecido, Michael volverá para regalarle un ramo de flores. Este será el inicio de una relación erótica con un ritual muy preciso: baño, sexo y lectura. Hanna pondrá como condición el que Michael lea para ella en voz alta antes de hacer el amor y, así, poco a poco, irá conociendo a Schiller, Goethe, Tolstoi, Dickens, etc.
Hasta que un buen día, Hanna desaparecerá sin despedirse de Michael.
Algún tiempo después, Michael volverá a encontrase con su antigua amante. Éste estudia derecho y  Hanna se sienta en el banquillo de los acusados. Junto a otras cinco mujeres se la acusa de crímenes de guerra nazis.

Nos encontramos ante la vivencia amorosa que marcará de por vida a un joven, por mal que le pese, y necesariamente ha de ser él quien nos lo cuente, pues nadie como él mismo puede saber lo que arrostra su corazón.
Schlink nos ofrece la oportunidad de entrar en el corazón de un joven de 15 años y fusionarlo posteriormente con la mente del adulto en que se ha convertido, consiguiendo un tierno pero duro relato, sin fisuras, y en el que tanto los sentimientos más puros como los más egoístas resultan muy creíbles y cercanos, y ofrecen una enorme posibilidad empática durante la transición de sentimientos que abarca una relación fallida en la adolescencia y que, siempre, será recordada.
El libro intercala capítulos de pubertad, juventud y madurez descolocando un poco la primera vez, pero nada que resulte complicado una vez pasado el primer estupor.
De este modo, podemos analizar el lector en tres líneas de reflexión: Por un lado nos encontramos con un joven enamorado de un adulto.
Con ella descubrirá el sexo y, como con todo amor de juventud, se sentirá pleno y pletórico, olvidando por completo la razón y abandonándose al deseo, al tiempo que en su faceta como lector, como estudiante, se sentirá útil y, quizás, algo superior por ello.
En segundo lugar aparece un Michael Berg más adulto, tanto en su fase de estudiante universitario como en la de maduro abogado, ya casado y divorciado. En este segundo intervalo nos encontramos con un hombre que hace todo lo posible por enterrar a su amante, por condenarla y odiarla siempre que es posible, pero con un dejo de amargura subyacente que siempre le hace recurrir a su recuerdo. Un hombre que usa la dureza hacia los demás como un camino hacia la redención de su alma, que siente miserable. Más adelante se habrá convertido en un adulto que nunca podrá abandonar el recuerdo de aquel amor y que, ahora, sabedor de que es un error, lo mantendrá como el ideal inalcanzable que lo obligará a fallar en todas sus relaciones con el sexo opuesto. Ponerse en su lugar resulta duro, sin duda.
Para terminar, todo encaja en un complejo lógico y racional que obliga más que el resto a  reflexiones serias. Una tercera parte centrada en la voluntad de acción del ser humano, en su libertad de elección en cuanto a decisiones difíciles como las planteadas ante los mandatos nazis. El lector nos enfrente ante preguntas de compleja índole moral:  ¿Se es menos culpable ante un acto perverso por el mero hecho de cumplir órdenes? O, por el contrario ¿El ser un subordinado no exime de responsabilidad?  Ante una situación extrema ¿Debe predominar la humanidad frente al deber? Pero, ¿Qué es el deber? ¿Lo qué te ordenan? ¿Lo qué te dicta tu código moral? Un acto bondadoso, por interesado que sea, ¿Elimina todo acto malvado?, etc.
Es importante la reflexión que nos obliga a hacer Schlink, y resulta difícil posicionarse de forma contundente.

En general me parece una novela magnífica. Una novela que ataca los sentimientos. Dulce y picante, a la vez que te obliga a reflexionar duramente.

 Ay!! La mujer, los hijos, la edad, el desempleo... me da que me estoy volviendo muy blandito.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Mil cosas que no te dije antes de perderte

 Este libro, como podéis imaginar los que me hayáis seguido, no entraría dentro de mis gustos literarios pero, ha sido la primera y única vez que un autor se ha puesto en contacto conmigo para enviarme su libro. Le gustaban mis reseñas, sobre todo las más cañeras, según dijo. Lo malo es que se puede convertir en un arma de doble filo y que salgas malparado, pues no es un libro de mi estilo, le contesté. A día de hoy, y una vez leído, sigo pensando que este libro no está entre mis lecturas y que ni siquiera lo miraría si lo viera en la estantería de una librería, las cosas como son. Pero vamos a ello, pretendo ser sincero y explicar lo que me ha parecido pero, OJO, como digo siempre: esta es mi opinión. Personal e intransferible, válida únicamente para mi. Que conste.

David es un joven que subsiste en el castizo barrio de Lavapiés gracias a los artículos semanales que escribe para un periódico de tercera y, sobre todo, a la asignación que sigue recibiendo de sus padres, pese a haberse marchado hace tiempo de casa y haber interrumpido cualquier tipo de comunicación con ellos.
Inesperadamente recibe la llamada de su madre, con quien ya he dicho que lleva varios años sin hablar. Su padre, un importante empresario granadino, ha fallecido.
David vuelve a Granada para el entierro.
En un principio los recuerdos le asaltan la mente pero, tras la lectura del testamento de su padre, la verdad irá saliendo a la luz y David se verá envuelto en una turbia trama familiar y empresarial que no había imaginado.

¿Qué puedo decir de esta novela? En primer lugar se observa una notable falta de madurez en el estilo de Benito Olmo. Una prosa demasiado coloquial y simplona hace ver desde el principio que el punto fuerte de la novela no será la calidad del verbo.
No obstante, los primeros capítulos generan suficiente curiosidad como para que la narrativa gane en fuerza, lo que, acompañado con la sencillez y velocidad de lectura, hace que apetezca seguir leyendo. La lástima es que, pasadas las primeras 70 páginas, esta emoción se va diluyendo y convirtiéndose en una historia previsible, sosa y repetitiva.
En mi humilde opinión, salvo el principio, ciertamente interesante, la novela carece de cualquier otro punto de interés, como pudiera ser escenario, personajes, estilo narrativo o trama.
El escenario me ha resultado decepcionante. Por un lado, conozco medianamente bien el barrio de Lavapiés, y no lo he reconocido más que de forma superficial en las alusiones que hace el autor. Por otro lado, he tenido la oportunidad de conocer Granada este mismo año, y quedé enamorado de ella. En este libro la he echado en falta por completo. No basta con decir "se pasea por tal o cual calle" o "estaba enfrente de tal edificio". Una ciudad como Granada constituye un escenario del que se puede obtener una magnífica percepción narrativa. En el caso de Granada se puede sacar una imagen evocadora y preciosa que no ha sabido reflejar Benito Olmo, lo que me ha decepcionado profundamente pues es algo que pretendía encontrar para positivar de alguna forma la obra.
En segundo lugar los personajes resultan absolutamente planos. Se observa la intención de Olmo de dotar de profundidad a los mismos, sobre todo a David pero, en mi opinión resulta fallido pues en ningún momento me ha parecido creíble. Como no me han parecido creíbles los sentimientos despertados en David con respecto a su padre, ni con respecto a la relación de Alicia; ni me he creído el papel de Julio; ni siquiera me ha interesado el resultado final. Los continuos lloriqueos mentales de David y la interminable alusión a Alicia como "mi amiga" me han resultado propios de un autor novel y, como consecuencia, David me ha parecido un personaje patético por lo repetitivo y poco creíble, consiguiendo que, al final, no me importase nada la suerte de ninguno de los personajes.
En cuanto al estilo narrativo ya he hablado de él. Sin estilo. Excesivamente simplón y carente de formas retóricas. Quizás sea comprensible teniendo en cuenta que está escrito en primera persona, en la voz de David y, por tanto, pudiera ser ésta su forma de expresarse, pero difícilmente creíble si pensamos en las veces que se dice que David es un articulista caustico y potente. Poco más he de decir.
Ciertamente se salva un poco la trama, pues resulta interesante y se podría haber sacado mucho más partido de ella si el resto de elementos le hubieran acompañado. De nuevo se observa el empeño del autor por salirse del guión y ofrecer algún giro inesperado, como en cierta visita de David a la morgue, pero vuelve a resultar fallido por innecesario. El conjunto final resulta elongado en casi la mitad de las páginas de que consta la novela.

En mi opinión y sin ánimo de ofender en modo alguno, creo que es una novela para jóvenes que ronden los 16-22 años, preferiblemente mujeres, pero no creo que para mucho más. Posteriormente he buceado algo en la red para comprobar si mi opinión era refrendada por alguien. He podido comprobar que no lo es, normalmente es un libro que "encanta", aunque también es muy cierto que todas las opiniones positivas se ajustaban a blogs cuyas lecturas encajab con el del perfil que acabo de mencionar.
No he pretendido que esto sea una crítica destructiva pues está todo dicho sin ánimo de ofensa pero, tampoco pretende ser constructiva pues, está claro, que no soy un profesional y poco puedo aportar al autor. Aun así, creo que el autor tiene mucho, muchísimo margen de mejora.
También es probable que, a falta de un par de meses, esta sea mi peor lectura del año 2012.
Aun así, debo agradecer a Benito Olmo el que me lo haya enviado. Me gustó el detalle y me hizo mucha ilusión. Muchas gracias por la oportunidad.

Y finalmente, una reflexión: siempre he pensado que el invertir el tiempo de lectura de un libro justificaba una reseña, ya fuese buena o mala. Ahora, tras leer este libro, empiezo a pensar que no  aporta nada el compartir estas opiniones y no sé si realmente vale la pena comentar de forma analítica un libro que no me ha merecido ni el tiempo dedicado. ¿Qué opináis?

viernes, 9 de noviembre de 2012

La librería

Antes de enfrentarme con El inicio de la primavera, de Penelope Fitzgerald, novela que me apetece mucho leer aunque siga acumulando polvo en la estantería, me encontré con esta pequeña novelita en una librería de viejo. Una novelita con una historia que me enganchó, ya que me puedo considerar uno de aquellos que da sentido al dicho de que a todo el que le gustan los libros le gustaría tener una librería. Mi profesión, muy alejada de este mundillo, me encanta, pero siempre he fantaseado con la idea de poseer una librería especializada, en la que pudiera aconsejar a la gente d e acuerdo con sus gustos y personalidad con sólo haberlos visto un par de veces. Pues bien, esta novela me daría la oportunidad de conocer a P. Fitzgerald como antesala para El inicio de la primavera. Y utilizaré como sinopsis el texto de contraportada pues me parece muy bien diseñado: deja una idea clarísima de lo que vamos a encontrar, acariciando todos los matices necesarios pero sin presionarlos demasiado.
Una vez terminada la reseña observo que, tal vez, haya incluido algún spoiler, pero no demasiado importante. No obstante, si estás próximo a leer esta novela, a lo mejor no te interese conocer muchos detalles. Queda a tu elección.

Florence Green vive en un minúsculo pueblo costero de Suffolk, que en 1959 está literalmente apartado del mundo, y que se caracteriza justamente por "lo que no tiene". Florence decide abrir una pequeña librería, que será la primera del pueblo. Adquiere así un edificio que lleva años abandonado, comido por la humedad y que incluso tiene su propio y caprichoso poltergeist. Pero pronto se topará con la resistencia muda de las fuerzas vivas del pueblo que, de un modo cortés pero implacable, empezarán a acorralarla.
Florence se verá obligada entonces a contratar como ayudante a una niña de diez años, de hecho la única que no sueña con sabotear el negocio. Cuando alguien le sugiere que ponga a la venta la polémica edición de Olympia Press de Lolita de Nabokov, se desencadena en el pueblo un terremoto sutil pero devastador.

Lo primero que llama la atención es la elegancia de la prosa de Fitzgerald. Cuidada pero sencilla, haciendo parecer fácil lo difícil, y con un discurrir suave que facilita la lectura.
A esto le añadimos una historia tierna y sencilla en la que si bien podemos decir que es bastante estática en cuanto a acción (realmente parece que no pasa nada), tenemos varios elementos que hacen de esta novela una lectura deliciosa. Por ejemplo: 
* La ubicación de Old House: el utilizar un antiguo almacén de secado de pescado resulta atípico pero otorga cierto exotismo.
* Una casa, por cierto, con su propio poltergeist, chorra, pero gracioso en definitiva.
* El ambiente de hostilidad manifiesta resulta en las distancias cortas sutil, demasiado quizás, pese a que el final sea el que es. En este sentido echo en falta un ataque mucho más potente pero, claro, no casaría con el ambiente british de la novela.
* La ambientación está muy bien lograda y se respira la flema británica por los cuatro costados permitiéndonos visualizar la vida de un pequeño pueblo británico de mediados del XX. Me ha llamado la atención, entre otras cosas, la importancia en la educación: como el no superar las pruebas de acceso para la educación secundaria, relegaba a la formación profesional y, con ello, a la marginación y el ostracismo casi seguro.
* La irrupción del Lolita de Nabokov resulta encantadora aunque, en mi opinión, está desaprovechada.
* Y, como no, unos personajes carismáticos y que constituyen lo mejor de la novela.

Florence es una inglesa de pura cepa, con carácter, empeño e ilusión. Una mujer emprendedora que observa lo necesario en un pueblo y que no duda en llevarlo a cabo pese a los contratiempos. Que pondrá en marcha su negocio, abrirá una biblioteca e intentará incentivar el tejido mercantil entre el pueblo y la ciudad. Una mujer que utilizará su enorme fuerza de voluntad en aras de un sueño.
Su némesis, Lady Violet Gamart es la arquetípica inglesa de la aristocracia, que no ceja en su empeño de salirse con la suya, pero siempre de forma sibilina. El poder en la sombra, aunque un poder algo light, me parece a mi.
El esposo de Lady Gamart, El General, como siempre se lo nombra. Un viejo ex soldado beligerante, y que se hace el distraído más de lo que realmente es.
Milo North, un joven excesivamente extrovertido, un tipo de dundee que nunca se sabe a ciencia cierta que es lo que se propone.
El Sr. Brundish, el hombre misterioso que nunca sale de casa y uno de los poquísimos aliados de Florence.
Y, por supuesto, Christine, la pequeña ayudante de la librería, que con tan sólo 10 años muestra un carácter y una madurez propia de alguien mucho mayor y que, aunque a regañadientes, acabará repudiando a Florence tras su fracaso en la prueba educativa de fin de curso.

Una novela sumamente agradable. Como he dicho con una importante vena british y que hará las delicias de los que gusten de este género y de aquellos apasionados de los libros, o sea, de todos.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Si una noche de invierno un viajero

 Me apetecía mucho volver a leer a Italo Calvino. Lo último suyo que me eché a la neurona fue Las Ciudades invisibles, y ya ha llovido desde entonces. ¿Entonces, qué libro leer ahora? Varias voces me aconsejaron Si una noche de invierno un viajero. Sólo por el extraño título ya me llamó la atención.

En esta novela, un lector comprará la última novela de Italo Calvino, titulada Si una noche de invierno un viajero. Comenzará a leerla entusiasmado pero, al poco, observará un error de edición al cortarse la novela de Calvino y comenzar un capítulo de una novela de otro autor. 
En la misma situación se encontrará otra lectora, con la que se encontrará a su vez el lector y, juntos, emprenderán la búsqueda de la novela original para hallarse sumidos en una trama de espionaje y contrabando de falsificaciones literarias, que los hace comenzar novela tras novela sin llegar nunca a terminarla, al tiempo que su propia búsqueda comienza a convertirse en una relación a la que, sobre todo, al lector le gustaría poner un final feliz.

He demorado demasiado tiempo el escribir esta reseña. El motivo es bien sencillo: Si una noche de invierno, no es lo que esperaba pero, me ha sorprendido tanto que me encuentro completamente falto de recursos para poder, no ya sólo deshuesar la novela, sino también para expresar lo que he experimentado con su lectura.
Esta magnífica obra constituye un ejercicio notable de metaliteratura en su concepto más amplio. Metaliteratura y metanarración, metafantasía, metaficción e hipermetarealidad en la que Calvino nos introduce en virtud de la búsqueda de un libro, el que estamos leyendo nosotros, lectores de esta realidad no ficticia, pero que como sucede al lector protagonista de esta novela, y que es tú y yo  mismo, no podrá acabar y se verá sumergido en la vorágine literaria que supone empezar una novela tras otra, picándole la curiosidad en todas, ansiando leerlas todas ellas y no culminando ninguna.
La historia así vista, compleja ya de por sí, suficiente para echar atrás a muchos pero, también para apuntalar la curiosidad de muchos otros, se irá complicando aún más, pues comenzaremos con una búsqueda tradicional entre ámbitos pseudo y sesudo-académicos y con el inicio de una relación entre lector y lectora que no parece tan tradicional, para pasar poco a poco a una experiencia de innovación y originalidad extrema en la que nos veremos inmersos en una trama de copias y falsificaciones creadas para convertir el mundo en  una perversión de lo que es. Perversión quizás mucho más real que la propia realidad, pues Calvino nos mete de lleno en lo superfluo de esta civilización consumista, y convierte la seriedad de un mundo caótico en una hilarante sucesión de disparates a cual más paradójico por lo realista.
No debe olvidarse la relación entre lector y lectora pues, si al principio resulta rarilla, se convertirá también en una aventura surrealista que nos embarcará en aviones asaltados, en el harén de un rajá o en una sudamericana casa solariega pretendiendo la escritura de dos novelas por dos escritores que pretenden serlo mientras lector y lectora se cruzan continuamente asumiendo dichos papeles. Quizá sea finalmente, una relación que cualquier lector empedernido gustaría de experimentar.  Veo que me lío yo mismo...

Por otro lado, la novela de Calvino constituye un ejercicio de experimentación mucho más sesudo que lo que mis palabras son capaces de reflejar, ya que se convierte en una fiesta para los amantes de las comunicaciones en un original ensayo especulativo sobre las teorías y lenguajes de la comunicación.
Un ensayo que juega con aquel que lee esta novela física, abriendo en su mente la ontológica idea de la lectura como ente creador. La relación entre lector y lectura es mucho más amplia de lo que podamos pensar a priori y es necesario saber como se complementan y que se deben cada uno.

Es, en suma, una obra muy divertida pero, al mismo tiempo, compleja y que puede echar atrás a muchos lectores ávidos de más evasión y menos pajas mentales.
En base a esto, imagino que tendrá tantos admiradores como detractores pero, de algún modo, considero la lectura de Si una noche de invierno... como una experiencia que obligatoriamente ha de ser vivida. Creo que es imprescindible, aunque todavía no tengo claro por qué.
En cualquier caso, probad a leer las primeras páginas, el llamamiento acomodaticio para afrontar la lectura me parece impagable.

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