martes, 2 de abril de 2013

Últimos días en el puesto del Este

Me llamó la atención el libro de Cristina Fallarás, pues parecía una distopía dura y al mismo tiempo contenida en pocas páginas. Debo ser de los pocos que no conocía de nada a la autora, ni en su faceta literaria ni en ninguna otra, pero el aspecto psicológico y de misterio que ofrecía la sinopsis del libro, y el hecho de haber sido editada por Salto de Página (editorial que me gusta bastante), decantaron la balanza a su favor.

Un grupo de personas permanece recluido en una casa. Resisten a los fundamentalistas que han tomado el control del mundo y han acabado con el orden establecido. Esperan el regreso del capitán, el líder, que ha salido ha buscar ayuda. En la casa permanece "la polaca" y sus hijos. La polaca, mujer del capitán tiene enemigos dentro y fuera de la casa y, a través de su diario, nos contará los últimos días del mundo que conocemos.

Con un lenguaje sobrio, contenido, en ocasiones poético, pero siempre sencillo a la vez que cuidado, Cristina Fallarás nos hace recorrer las páginas del diario de la polaca. Diario que narra los últimos 10 días. A través de esas páginas seremos conscientes de la tensa situación en la que se encuentran las personas acantonadas en la casa; de como el fundamentalismo religioso dio un golpe de mano y se hizo con el poder; de como la economía se vino abajo y el hombre retrocedió de golpe una era.

Sinceramente, me esperaba otra cosa. ¿Por qué? Porque la historia es muy buena. La prosa de Fallarás es igualmente buena y es capaz de hacernos partícipes de la situación y de la presión psicológica subyacente, pero este caos, este acabose, se muestra en un segundo plano, siempre detrás de los sentimientos de la polaca que, a mi juicio, queda reflejada como una mujer que en sus últimos días vive obsesionada por el sexo. recuerda con vehemencia y anhelo el sexo que creyó amor con su amante; el triángulo formado por su marido, su amante y el que la deseaba, hasta un punto en que resulta insoportable para la corta extensión de la novela. En mi humilde opinión, la efusividad de los sentimientos amoroso/sexuales de la polaca desvirtúa y esconde la verdadera historia, los hechos que ensombrecen el alma y que forman la distopía que esperaba leer. Tal vez sea esa la verdadera historia y no los acontecimientos que han desencadenado en un mundo sombrío y desfigurado. Tal vez fuese esa la historia que la autora quería contar. No era la historia que yo quería leer.
Con todo esto, en mi caso, no ha conseguido sino que no me importe en lo más mínimo la historia de la polaca, que su fin me haya importado un carajo y que haya lamentado que no sucediese antes para ver si otra persona retomaba la narración. Otra persona que se centrase mucho más en la historia en lugar de en el amor. Amor, sí porque, al final, la ambientación que rodea la casa no es más que un escaparate que rodea una historia de amor. Una buena historia de amor y sexo, es cierto. Una historia de amor que, unida a la ambientación, ofrece momentos de reflexión y una visión introspectiva algo atípica para la situación, que resulta original pero que, vuelvo a decir, no es lo que yo quería leer.
Si no hubiese sido cortita y hubiese estado tan bien escrita, probablemente hubiese abandonado la novela, pues la orientación feminista y  centrada en el amor/sexo, según quien lo mire, no me ha hecho empatizar, como ya he dicho, con la protagonista, y tan sólo sus hijos, me han provocado cierta pena, como suele ocurrirme con los inocentes sobre los que se puede disponer y decidir libremente.

Tengo claro que es una buena historia. Un buen cuento. Pero a mi no me ha gustado lo suficiente ( o no he sabido apreciarlo. Que otros lectores lo juzguen).
en resumen, no me atrevo a recomendarla. Desde luego es una experiencia diferente y original pero, en mi caso, me ha dejado indiferente.

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