jueves, 19 de diciembre de 2013

Esta noche arderá el cielo

Sin haber leído nada de Emilio Bueso me llamaba muchísimo la atención el que hubiese sido galardonado con dos premios Celsius consecutivos, y decidí hincarle el diente a este Esta noche arderá el cielo, de Salto de Página. No sabía lo que me iba a encontrar ya que,  para empezar, la sinopsis no me atraía demasiado, pero quería darle una oportunidad a algo fresco y éste, me lo parecía. Después de leerlo tampoco tengo muy claro lo que me he encontrado. He aquí el porqué.

Mac es un perdedor que dedica su vida a dejarse llevar. Recuerda un pasado que hace que se lamente del presente y se sienta sin futuro.
Hasta que un día, el pasado llama a su puerta. Su ex se ha separado, y le propone hacer un viaje en moto, como lo hacían antaño. Sus ojos se abren, la mente se le aclara, el corazón se le acelera, y la entrepierna se le inflama. Sin tardanza coge sus alforjas, las cuelga en su moto y, juntos, se van a recorrer la Trans-Taiga, la carretera más larga de Canada.
Poco sospecha que lo que espera sea un placentero viaje que lo devuelva al mundo, se convertirá en algo completamente diferente que lo obligará a coger al toro por los cuernos y tomar decisiones que nunca se hubiera sentido capaz de tomar.

No tengo claro cual es mi impresión final de la novela y, por tanto, tampoco la que ofrecerá esta reseña, porque Esta noche... me ha decepcionado tanto como me ha gustado.
Para empezar definiría el estilo de Emilio Bueso como directo y duro, hosco si cabe. Un estilo narrativo que por momentos me ha parecido mediocre, vulgar y de principiante y que, por otro lado, me ha parecido preparado a propósito para crear este efecto, eliminar todo lo superfluo y quedarse con un contenido más visceral y macarra.
Me he encontrado con un método que a veces me ha horrorizado por su simpleza (he acabado hasta los huevos de Flechas gordas; del Hombre de la botella de pis; o del hombre de la máscara de gas). En demasiados momentos he pensado: "¿Pero este tío no sabe escribir mejor?" pues me parecía encontrarme con multitud de juegos de palabras y frases de efecto tautológico, como perogrulladas del tipo: "El follaje se agita haciendo que se agite el follaje", pero muchas, muchas, no una ni dos. Y en muchas ocasiones consiguiendo resultados claramente cacofónicos y aliterativos. Pero en cambio, ha habido momentos en los que he apreciado una técnica cuidada, y preparada para producir efectos determinados. De tal modo que sonreía al pensar "¡Qué cabronazo! Esta mierda está calculada milimetricamente, y realmente funciona", pues hay pasajes realmente bien perfilados y que ahondan en la psicología de los personajes más allá de la chulería y la verborrea más callejera. Por ejemplo, me ha gustado sobremanera el capítulo en el que mac cuenta la historia de su grupo de música. De hecho, el par de capítulos en los que éste cuenta su propia historia me han gustado más que todo el resto de la novela.
Y, por contrapartida, algunas escenas me han resultado sumamente vulgares, como aquella en la que se narra el apareamiento de la Merca y, en general, son muchos los vocablos y frases en jerga, lo que da un aire más juvenil, al tiempo que irreverente y macara que, igualmente, me ha confundido tanto como me ha gustado.
Con respecto a los personajes me lanzaré al decir que únicamente Mac me parece un personaje bien creado; lleno de sombras, pero con alguna que otra luz. Un personaje hundido y perdido para el mundo, que se deja llevar y que se encierra entre carburadores, grasa y engranajes de motos para no enfrentarse a la realidad que lo rodea y ocultarse en un caparazón autista que lo salvaguarde de todo, al tiempo que lo convierte en un bicho raro.
Es éste, y ningún otro, el único personaje que me parece creíble y bien desarrollado.
Por contra, Perla me resulta completamente insípida. Un personaje, en realidad, un bonito cuerpo andante, cuyo único fin en esta historia es levantar el voraz y reprimido apetito sexual del protagonista como revulsivo para despertarlo a la acción. Perla es el motor que hará que Mac vuelva a ser un hombre (aunque a mi modo de ver siga siendo un cutre), con capacidad de pensar y actuar por si mismo.
Por otro lado, tenemos a un grupito de indios plantados ante una fogata con la única intención de la especulación malsana y la oportunidad de Bueso para lucirse con un lenguaje socarrón y un humor negro bastante quemado.
Por último, nos encontraremos con un par de astrónomos que, sin comerlo ni beberlo, se hallarán metidos en el ajo y que, a mi parecer, tan sólo sirven para nada. Para crear una nueva línea argumental paralela que no pega ni con cola y que, finalmente, y ¡Oh, Dios, que casualidad!, enlaza directamente con la historia de Mac y Perla y logra cerrar el círculo que resulta que estaba abierto.
Para terminar, nos encontramos con la mercancía de contrabando, la Merca de esta novela. Aquí el autor (de nuevo, según mi opinión), se va de varas por completo y nos introduce una trama de ingeniería genética-biológico-terrorista en la que se explaya al mostrarnos la diferentes versiones evolutivas del bestiario fantástico-mitológico que todo aficionado a lo fantástico espera encontrar en sus novelas preferidas. En esta, yo no lo esperaba y, de hecho, ya lo he dicho antes, me parece una ida de olla. Pero de este modo, el autor consigue amalgamar varios géneros literarios creando un híbrido que no tengo muy claro con que etiqueta definir. Desde luego hay que reconocer que originalidad no le falta y que pese a no convencerme, me atrae lo suficiente como para atreverme con Diástole o Cenital en aras de formarme una opinión mucho más definida acerca del arte de Emilio Bueso.
Ahora, eso si, hay que reconocer que el título le va que ni pintado a la novela pues encarna a la perfección las vivencias que van a experimentar los protagonistas y nos mete en la poética belleza de los agrestes parajes canadienses.

En definitiva, una novela original, irreverente y visceral. A ratos divertida. A ratos aburrida. Pero, en general, resulta interesante y, como he dicho al principio, me ha disgustado casi tanto como me ha gustado por que, al final, y aunque en esta humilde opinión personal no lo parezca, las virtudes han superado a los defectos (aunque sea por poco) y han ganado una partida que, en un principio tenía clarísimo que iban a perder y, hacia la mitad del libro, dudaba que empatasen.

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